Las Navidades siempre se asocian a la idea de ser más feliz, a ser mejor persona, a querer, a compartir, a la reconciliación e, incluso, con la magia. Los anuncios de la televisión, radio, redes sociales, las películas, las compras, las luces, los mercadillos, etc. nos recuerdan que estas fechas están hechas para ser más felices.
La psicóloga de Onelife Center Anushik Harutyunyan explica que la felicidad que emanan las fiestas navideñas hace referencia a la perspectiva hedónica del bienestar personal. "Esta es la que hace referencia al bienestar de las personas a partir de la vivencia de experiencias que maximizan el placer. Parece que entre diciembre y principios de enero las preocupaciones, el malestar y la ansiedad desaparecen por la magia de la Navidad, pero sabemos que no es así".
Sin embargo, en la actualidad, casi un 20% de las personas en España consume psicofármacos, el 73% de estos a diario. Los más comunes son los ansiolíticos (61,9%) y antidepresivos (47,2%), según datos de la Confederación Salud Mental España. "Esto nos da una idea general del estado de la salud mental en España y nos sugiere que estos trastornos no desaparecen durante las fiestas navideñas" añade Harutyunyan.
Sí, hay personas a las que no les gusta la Navidad
Esto ocurre porque estas personas deciden no anteponer la tradición navideña a su realidad. La búsqueda del placer hedónico, aplazando la realidad y enmascarado las emociones, puede comprometer psicológicamente. "Fingir una felicidad que realmente no se siente no va a hacer que estemos más felices. La felicidad tiene poco que ver con luces y regalos, sino más bien con un estado personal de armonía con uno mismo, crecimiento personal y autoestima. Cuanto más trabajemos en nosotros mismos para sentirnos mejor en nuestro día a día, más disfrutaremos de los pequeños placeres hedónicos como la Navidad", explica la psicóloga.
¿Qué hacer para sobrellevar mejor las fiestas navideñas?
- Es importante que no olvidemos quiénes somos y no enmascarar nuestras emociones sean cuales sean.
- También rodearnos de personas que nos entiendan y apoyen, que nos hagan sentirnos queridos, puede ser una buena forma de pasar las fiestas. Puede darse el caso de que, con la mejor intención, nuestros familiares y amigos intenten forzar situaciones que nos "evadan" de la realidad presente. "En estos casos hay que ser conscientes de sus buenas intenciones y hacerlos entender de forma calmada pero explícita que no es el momento adecuado y que sólo con "estar" es más que suficiente"
- Por otra parte, conviene recordar que después de estas fechas llega un año lleno de posibilidades y nuevas metas que cumplir. Por lo que "debemos ampliar el foco de nuestra atención hacia nuestro crecimiento personal incluso en Navidad"
- Si se da el caso contrario, lo ideal es acompañar a los que nos rodean y no están pasando por un buen momento, con paciencia y respeto •
- Vivir estas fechas como si de cualquier otra época del año se tratara. Olvidar los regalos, las comidas y cenas pantagruélicas optando por la dieta habitual, pasar las fechas señaladas fuera de casa y del entorno familiar pueden ser de ayuda
- Si no nos encontramos con ánimo, tenemos algún trastorno diagnosticado o no nos sentimos bien, comunicarlo a las personas que nos rodean primero y después buscar ayuda juntos
- Para las personas de nuestro alrededor, de los que sabemos que tienen algún problema de salud física o mental, intentar ser lo más empáticos posible •
- Respetar a aquellas personas que deciden no involucrarse en fiestas masivas y buscar momentos en los que interactuar con ellos sin necesidad de que asistan a eventos masivos
¿Es malo el hedonismo de estas fiestas?
Para nada, de hecho, la búsqueda del placer es necesaria para poder tener una felicidad plena siempre y cuando sepamos nuestros límites y no hagamos excesos. Cuando hablamos de excesos en estas fechas todos pensamos en el gasto económico y la sobreingesta de alimentos, pero no podemos olvidarnos de los excesos sociales y emocionales.
A nivel social debemos escoger a las personas y situaciones sociales con las que sepamos que no tenemos que escondernos y podemos tener un rato agradable. No sirve de nada estar en reuniones en las que fingimos estar felices.
A nivel emocional hay que tener claro que existe un abanico de emociones que podemos sentir según las situaciones que vivamos y no sólo la alegría o la felicidad. Lo más sano es expresar las emociones tal y como las sentimos y poder vivirlas con total libertad, sin escondernos.