En los últimos años se ha producido un envejecimiento poblacional que ha resultado en un aumento de las enfermedades asociadas con la edad. Entre las más destacadas se encuentran aquellas de deterioro cognitivo como el alzhéimer, el párkinson o la demencia senil. Ante esta situación, las nuevas tecnologías se presentan como una herramienta para frenar o retrasar la aparición de este tipo de patologías.
Según la OMS, la población mundial mayor de 60 años va a duplicarse, pasando de 900 millones a 2.000 millones, en 2050. En España, la población mayor de 65 años representa un 19% del total, y la proporción de octogenarios sigue creciendo (6% del total), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
"Este envejecimiento poblacional supone un reto a nivel sanitario. El aumento de enfermedades relacionadas con la edad implica que nos tengamos que esforzar y trabajar el doble para desarrollar técnicas novedosas que ayuden a ralentizar las patologías neurodegenerativas", expresa David Curto, director médico, calidad e innovación de Sanitas Mayores. "Realizar tareas del día a día, por ejemplo, en un ordenador, permite que los mayores trabajen procesos cognitivos variados como la velocidad de reacción o la inhibición de respuestas", detalla.
A este respecto, también entran en juego dispositivos más manejables, de uso más sencillo para las personas mayores, como los smartphones y las tabletas. Estos ofrecen ventajas y actividades similares que ayudan al desarrollo de áreas como la memoria o la atención.
Además, estos dispositivos se pueden combinar con múltiples aplicaciones creadas específicamente para la estimulación cognitiva a través de juegos mentales, que permiten trabajar habilidades como el razonamiento, la inteligencia espacial, la decisión o la capacidad de hacer varias cosas a la vez.
Otra importante ventaja de la estimulación cognitiva a través de la tecnología es que proporciona un feedback (una retroalimentación) inmediata en el usuario. En este contexto, los especialistas pueden monitorizar estos resultados gracias a dispositivos que detectan el patrón de actividad del cerebro. De esta manera es más fácil hacer un seguimiento de la actividad cerebral del paciente y aplicar las medidas o tratamientos pertinentes.
Por otra parte, la tecnología también puede suponer una ventaja en otros aspectos a la hora de cuidar de los mayores que padecen enfermedades de deterioro cognitivo, como, por ejemplo, la teleasistencia. Se trata de un servicio de acompañamiento para personas de edad avanzada que requieren cierta supervisión. La teleasistencia está conectada a un terminal con la línea del usuario, que puede llamar para realizar una petición de ayuda, bien desde el dispositivo, bien desde el control remoto que debe llevar consigo, en formato colgante o pulsera.
Igualmente, la tecnología es un método muy eficaz de seguimiento. A este respecto, las aplicaciones móviles de actividad física hoy en día son capaces de medir parámetros como las horas de sueño, los alimentos que se ingieren o el gasto calórico aproximado. Además, existen dispositivos que miden parámetros de salud específicos, como la glucemia o la frecuencia cardiaca, registran los valores y los envían a los especialistas. Estos terminales son de gran ayuda para aquellas personas que tienen que seguir tratamientos en casa.