Durante las fiestas navideñas existe la posibilidad de ganar entre 2 y 4 kilos de más que se irán con dificultad o no se irán nunca. Además, en esta época se descuidan problemas metabólicos ya conocidos en parámetros como la glucosa, el colesterol, los triglicéridos o la gota, o aparecen en personas que no tenían constancia de tener problemas con ellos.
Los siguientes son buenos consejos en la cocina estos días para tener una Navidad sostenible y saludable: las técnicas de cocción (a la plancha, por ejemplo), el empleo moderado de aceite de oliva virgen; evitar preparaciones excesivamente grasas o comidas preparadas; trazar un plan preventivo para organizarse ante los posibles excesos de Navidad consensuando el menú antes de planificar la compra; o preparar el ambiente que se va a vivir en la mesa. También se debe destacar la necesidad de mantener el cuidado alimentario y farmacológico a las personas con alguna enfermedad crónica.
Estas afirmaciones han sido ofrecidas por Javier Aranceta, doctor en Medicina y Nutrición, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y presidente de la Real Academia de Medicina del País Vasco durante la conferencia Nutrición, salud y sostenibilidad: decálogo para una Navidad saludable, dentro del ciclo de conferencias "Encuentros con la Salud".
Seguir la dieta mediterránea
En primer lugar, Aranceta explica que en Navidad "se debe intentar llevar a cabo un tipo de comida similar a la dieta mediterránea en la que se emplee aceite de oliva virgen en vez de los refritos grasos, alimentos preparados y con tanta azúcar". "Una Navidad saludable y sostenible se consigue con la comida emocional que son aquellas comidas ligadas a las emociones y a la cultura al fin y al cabo. Cada familia tiene su historia y cada madre, padre, tío o tía tiene una habilidad muy reconocida para preparar un postre o un plato para el resto de la familia. Deberíamos conocer e involucrar a todos los jóvenes de la familia para que ayuden a preparar esos platos que son tradiciones. Si no se hace, se puede correr el riesgo de perderlos. En la mesa de Navidad no puede ganar los alimentos preparados".
Especial atención a los platos tradicionales
En este contexto, el Dr. Aranceta explica que "la sopa de pescado, la coliflor y la berza, el bacalao, el besugo y una repostería casera son muy típicas de estas fechas y son nutricionalmente interesantes y están vinculados a los afectos". "En Navidad no tenemos que dejar de buscar un equilibrio entre una alimentación saludable y sana porque es una etapa larga en la que hay muchas comidas y/o cenas y si no se establece un punto de control se corre el riesgo de ganar peso o tener el estómago como una bomba".
Planificar antes de comprar
Por otro lado, el especialista hace hincapié en "la importancia de trazar un plan preventivo para organizarse ante los posibles excesos de Navidad consensuando el menú antes de planificar la compra o preparar el ambiente que se va a vivir en la mesa".
Respecto a la planificación del menú, apuesta por "planificarlo todo con antelación por salud y también por economía porque ahora hay que mirar la cesta de la compra más que nunca". "Es aconsejable decidir las técnicas culinarias y la colaboración. Muchas comidas se pueden comprar tiempo antes y congelar algunos alimentos porque al final el sabor es similar y el precio es muy diferente", afirma el especialista, quién añade que "lo ideal es que sean productos de proximidad y de temporada".
"La compra se ha de hacer con una lista cerrada en función de los comensales que tengamos y se puede comprar en un mercado municipal porque compraremos alimentos de calidad y de proximidad, más sostenibles y con menos impacto en la huella ecológica", destaca.
La importancia del escenario
En el discurso de Javier Aranceta aparece un término en boga: gastrofísica. Es bien conocida la expresión comemos con los ojos, "cada día más ligada al ámbito científico", asume el experto. "La gastrofísica valora los aspectos emocionales y psicológicos en la mesa, si uno está feliz o no. Recientes estudios han confirmado que la forma, el color, el peso y hasta el material de los cubiertos, impacta positiva (o negativamente) en la percepción de los comensales".
Aclara que "incluso los detalles estéticos como la decoración de la mesa, los colores, la disposición de los comensales, la música que suena o el estado de ánimo influyen en que la experiencia resulte más o menos saludable".
Problemas digestivos
El experto subraya que hay que "intentar evitar alimentos pesados e indigestos y el consumo excesivo de alcohol. Muy especialmente ser prudentes y no conducir o realizar actividades que entrañen riesgo si hemos consumido alcohol. No obstante, para contrarrestar los problemas digestivos ocasionados por el alcohol o por comidas indigestas puede ser de gran ayuda preparar en un vaso de 220 ml dos tercios de té verde, un tercio de zumo de limón y una cucharadita de bicarbonato".
Cuidar a los más vulnerables
Por último, destaca "la necesidad de mantener el cuidado alimentario y farmacológico a las personas con alguna enfermedad crónica. Es muy importante adaptar los platos a su necesidad especial (plancha u horno en vez de salsas, con menos azúcar, con especies pero con menos sal, ración más pequeña de turrón o roscón, bebidas sin alcohol, modificar las texturas, etc)".