La enfermería es una profesión vocacional centrada en el cuidado del paciente. Precisamente, el contacto directo con las personas, que en muchas ocasiones se encuentran en una situación crítica, unido a la responsabilidad que conlleva esta labor, puede producir altos niveles de estrés. Según datos del estudio "Percepción del Estrés en los Profesionales de Enfermería en España" elaborado por la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería (FUDEN), el 80% de las enfermeras sufre estrés y un 71% presenta agotamiento emocional.
Como explica Encarna Pais, directora de enfermería del Hospital Vithas Nuestra Señora de América de Madrid, "el personal de enfermería está preparado para responder ante cualquier situación de emergencia a lo largo de su jornada laboral. Esto, en sí, ya somete al organismo a una alerta continua, lo cual resulta bueno y sano cuando es una activación justa. Sin embargo, cuando esta alerta es continua implica un deterioro importante de la vida laboral, acrecentado por el sufrimiento que pueden tener el paciente y sus familiares, el dolor, afrontar la muerte, lo que en ocasiones produce impotencia al profesional".
A estas circunstancias se suma, además, el trabajo a turnos, que dificulta la conciliación de la vida familiar y laboral, lo que puede incrementar en mayor medida los niveles de estrés.
El Dr. Pedro Adrados, psicólogo clínico del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, señala que el estrés generado en los profesionales de enfermería al intentar aliviar el sufrimiento de las personas a las que cuidan es muy alto: "Es lo que se denomina ‘fatiga por compasión', una variante de estrés postraumático resultante de la relación de ayuda terapéutica, empatía y compromiso emocional que conllevan determinadas profesiones".
Adrados apunta que la sintomatología característica incluye bloqueo afectivo, somatizaciones, estados de nerviosismo frecuentes, cambios de humor bruscos, retraimiento social, sentimientos de incompetencia y debilidad. Además, como señala Pais, "en determinadas unidades, como urgencias o cuidados intensivos, el profesional de enfermería tiene que mantener un estado de vigilancia y alerta constante para adelantarse, no solo con el paciente, sino también con los familiares, de modo que precisa de un nivel de capacitación profesional y formación continuos".
Potenciar la empatía manteniendo la distancia terapéutica
El profesional de enfermería tiene que saber establecer la distancia terapéutica apropiada con el paciente sin perder, por ello, empatía. "La formación en el manejo emocional es fundamental, pero en ocasiones, mantener la distancia emocional necesaria resulta complicado, ya que el trato con los pacientes y familiares es cercano y directo", apunta Encarna Pais.
En este sentido, Pedro Adrados afirma que conectar con el sufrimiento del paciente también puede suponer un riesgo: "La ansiedad generada puede bloquear la empatía, haciendo que disminuya. Se trataría de un mecanismo de defensa, de ahí la importancia de fomentar la formación específica en estas capacidades". Según varios estudios, en el ámbito sanitario, una alta empatía se relaciona con un agotamiento profesional más bajo, dependiendo del lugar de trabajo y categoría profesional.
En ocasiones puede ser necesario el abordaje terapéutico "cuando el profesional no es capaz de tomar distancia, de desconectar y renovar energías, de reconducir estados afectivos negativos, cuando afecta en el resto de sus áreas vitales o no es capaz de librarse de esas imágenes relacionadas con momentos duros", explica Adrados.