Durante su participación en la clausura, la coordinadora del II Congreso del Interés Superior del Niño, María Arauz, ha informado de que solo en Madrid existen cerca de 90 centros de menores abiertos, que perpetúan un modelo de protección poco eficiente que arroja cifras elevadas de fracaso escolar y dificultades de integración de los niños y niñas. Así, ha defendido que para acabar con esta situación "hacen falta políticas valientes, porque es más rentable en todos los sentidos ocuparse de los niños de hoy, que de los adultos en situación marginal de mañana".
En este sentido, ha explicado que "los recursos para el acogimiento existen, pero hay que reorientarlos", por lo que ha hecho un llamamiento a las Administraciones para que garanticen el cumplimiento de la nueva ley de protección de la infancia y la adolescencia que ha nacido sin dotación presupuestaria.
"La infancia es la etapa que nos da alas para alzar el vuelo o que nos cuelga un lastre que no nos deja volar", ha asegurado. Por este motivo, ha pedido la colaboración de las Administraciones y de las familias acogedoras y biológicas para hacer posible la figura del acogimiento familiar.
Asimismo, durante su intervención ha anunciado que la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar está trabajando en la firma de un convenio con la Red de Universidades por la Infancia, para realizar un estudio que aporte datos y transparencia sobre el acogimiento familiar a nivel estatal y permita dar a conocer su realidad.
Además, ha añadido que también se está poniendo en marcha un Comité para ejercer una labor de tutela en la implantación de la ley, que además se constituya en un Foro de intercambio y proponga, a su vez, la realización de estudios a la Red de Universidades por la Infancia.
A lo largo del Congreso ASEAF ha planteado la necesidad de las familias de contar con programas de apoyo y seguimiento del acogimiento, así como una simplificación de los trámites burocráticos y una mayor difusión de esta figura en Educación, Sanidad etc. "para que no sean los niños quienes tengan que explicar a los profesores qué es un niño acogido".
TESTIMONIOS
La acogida familiar enriquece la vida de ambas partes, según ha declarado Rocío, hermana acogedora de tres hermanos. La historia de Rocío y su hermana Olga es uno de los ejemplos reales relatados en este Congreso. Ambas han contado los primeros momentos de la acogida y como con el paso del tiempo lograron convertirse en una auténtica familia numerosa.
Rocío ha dado su visión como hermana acogedora y lo duro que fue al principio "compartir lo que más quieres en el mundo: tus padres". Por otro lado, Olga ha hablado sobre la dificultad que supone aceptar a alguien que no conoces como tu nueva familia y como el tiempo y el esfuerzo de ambas partes normaliza la situación.
Otro de los testimonios es el de Guillermo, burgalés de 31 años, que ha explicado cómo durante los 11 primeros años de su vida fue un niño maltratado. "La única respuesta que yo conocía en la vida era la violencia, por lo que yo era el malo en el colegio", reconoció. "Sin embargo, nadie se acercaba a mí a preguntarme qué me pasaba, por qué yo era así, porque en principio yo no era un niño violento".
Sin embargo, a pesar de estar viviendo un infierno en su casa, remarcó que cuando le dijeron que salía de ella para empezar a vivir en una residencia "sintió miedo". "Ahí me calmé un poco. En una residencia se vive con otros chicos, vas al colegio, tienes una convivencia con otras personas, pero de las que no recibes un trato personal. Nada que ver con llegar a casa llorando y que te pregunten qué te pasa", ha añadido.
Guillermo pasó cuatro años en una residencia, hasta que un día le plantearon el tema de la acogida. "Entonces, con 14 años, fui a vivir con una mujer viuda con otros cuatros hijos biológicos y por primera vez vi como una madre habla con sus hijos y supe lo que era el calor humano", ha asegurado.
En este sentido, ha añadido que el periodo de adaptación al principio fue difícil "de repente tenía dos hermanas y yo no sabía cómo tratar a una mujer, solo tenía el ejemplo de mi padre que también maltrataba a mi madre", ha explicado. Sin embargo, ha agregado que hasta la mayoría de edad pasó cuatro años maravillosos.
Para finalizar, Patricia de 19 años, ha expuesto su historia. Como fue acogida por una familia a la que conocía por ser compañera de clase de uno de sus hijos. Durante el relato, Patricia ha comentado lo difícil que fue ver a su amigo del colegio como un hermano. También ha contado, con lágrimas en los ojos, la rabia que tenía al principio de ser acogida, al no entender como teniendo una familia biológica ella estaba en otro hogar. "Todos los niños merecen tener una familia y una infancia digna" concluyó.