Esperanza Ibarra es cuidada en la residencia sociosanitaria Igurco Unbe

Esperanza Ibarra, nueva bilbaína que alcanza los 100 años

Nacida en Bilbao, y casada en la Basílica de Begoña, ha sido una apasionada de los viajes
Esperanza ha recibido un homenaje por parte de la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Erandio

Recientemente, Esperanza Ibarra Burgos, nacida el 7 de septiembre de 1916 en Bilbao y residente en el centro sociosanitario vizcaíno Igurco Unbe de Grupo IMQ, ha pasado a formar parte del reducido y escogido "club" de bilbaínos con 100 o más años. Tal ocasión ha merecido un reconocimiento oficial por parte de la Diputación Foral de Bizkaia y del Ayuntamiento de Erandio, localidad en la que se ubica la residencia Igurco Unbe, en la que vive actualmente la homenajeada. En el acto, Esperanza estuvo arropada por miembros de su familia, compañeros residentes y varios profesionales del centro.

A la celebración asistieron varios representantes del departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia, e Itziar Barrutia, responsable de Personas Mayores del Ayuntamiento de Erandio. Igualmente, Irune García, directora del centro sociosanitario Igurco Unbe, acompañó a los representantes institucionales en la cita.

Durante el homenaje, Esperanza Ibarra recibió un grabado del famoso artista vizcaíno Jesús Lizaso, un ramo de flores y un libro que recoge la historia del municipio de Erandio.

Semblanza

Nacida en Bilbao el 7 de septiembre de 1916, hace ahora un siglo, se casó a los 28 años con Luis Rodrigo Martínez, en la Basílica de Begoña de la capital vizcaína. A lo largo de vida residió en diferentes barrios de Bilbao, ejerciendo como auxiliar administrativa y cuidando de su único hijo, Luis.

Enviudó en abril de 2016. Hasta entonces, pudo compartir con su marido una de las pasiones que le han acompañado a lo largo de su extensa vida, como es viajar. Sus periplos han llevado a Esperanza a viajar por todo el mundo; sin embargo, uno de los destinos que más le impactó a ella y a su difunto marido fue un viaje a Rusia.

Hoy, Esperanza necesita una silla de ruedas para desplazarse, pero disfruta del mismo ánimo y alegría de cuando era joven. En la residencia recibe los cuidados sociales y sanitarios por parte de profesionales altamente especializados en la atención a personas mayores.

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