Llega septiembre y, con él, no sólo vuelve la rutina a nuestra vida sino que, además, para muchos, supone el final de unas largas vacaciones y la vuelta al trabajo, algo que no siempre es tarea fácil. Y es que, según muchos especialistas, cada vez son más las personas que padecen estrés laboral, un trastorno que, además, se incrementa con la vuelta al trabajo después de las vacaciones, conocido en este periodo como depresión posvacacional. La Organización Internacional del Trabajo ya define el estrés laboral como una patología, catalogado incluso como la epidemia del siglo XXI. "El estrés laboral engloba al conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y del comportamiento del trabajador a ciertos aspectos adversos o nocivos que se dan en su entorno laboral, siendo éste incapaz de controlar la situación, lo que le produce una seria de reacciones negativas que afectan a su vida diaria", explica Vanesa Tejón, especialista en psicología del Hospital Vithas Xanit Internacional.
"Además, según la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo, un 28% de los trabajadores europeos padece algún tipo de estrés laboral, una cifra nada despreciable si tenemos en cuenta que esto no solo repercute en la calidad de vida del trabajador sino también en la empresa, produciendo un deterioro en el ámbito laboral que influye negativamente tanto en las relaciones interpersonales como en el rendimiento y la productividad del trabajador. De hecho, el estrés es la segunda causa de baja laboral en la Unión Europea", añade la especialista. "Es importante, por tanto, conocer por qué se produce el estrés laboral y llevar a cabo una serie de medidas que nos ayuden a que este fenómeno no pase factura a nuestra salud física y emocional", explica la psicóloga.
Causas del estrés laboral
Antes de hablar de las causas del estrés laboral, debemos especificar que la diferencia entre este tipo de estrés y el estrés común reside tan solo en el origen del mismo, dado que las consecuencias y los problemas para la salud del estrés laboral suelen ser las mismas y, además, estos problemas y consecuencias no se quedan solo en el entorno laboral, sino que pueden incluso afectar al entorno más próximo del individuo. "Una diferencia importante que se da entre el estrés laboral y el estrés común es que, en el primero de los casos, las causas suelen estar más claras, dado que coinciden en todos los casos. La elevada presión en el entorno de trabajo, ya sea debido a un elevado grado de responsabilidad, una excesiva carga de tareas, unas relaciones laborales insatisfactorias o un ambiente físico-laboral inadecuado (o varios de estos factores a la vez) suele ser el desencadenante de este estrés", explica Vanesa Tejón. "El estrés laboral surge, pues, cuando las demandas del trabajo son altas y, al mismo tiempo, la capacidad de control del trabajador sobre éstas, normalmente por falta de recursos, es baja", matiza la especialista.
La mala relación en la gestión del tiempo es otro de los motivos que origina el estrés laboral, esto se da, sobre todo, en periodos como la vuelta de vacaciones, cuando, el exceso de trabajo acumulado da lugar a querer abordar gran cantidad de tareas en poco tiempo, lo que termina saturándonos. "Planificar nuestra agenda de forma adecuada, dando prioridades a las tareas que son más importantes y siendo conscientes de que, al regresar al trabajo, no podemos ponernos al día en 24 horas, es una buena forma de gestionar el tiempo en el trabajo, lo que puede ayudarnos a prevenir padecer estrés en el trabado", explica la psicóloga.
Vanesa Tejón añade como otra de las causas comunes de estrés laboral la falta de reconocimiento hacia el trabajado. "También se ha observado que el estrés laboral puede producirse, en ocasiones, cuando el trabajador realiza un alto esfuerzo y recibe una baja recompensa, no sólo económica sino también a nivel de reconocimiento por parte de sus superiores".
Consecuencias del estrés laboral
Es importante aclarar, antes de explicar qué consecuencias físicas y psicológicas puede traer consigo el enfrentarse a una situación continuada de estrés, que toda persona requiere de niveles moderados de estrés para responder de forma satisfactoria no solo ante sus propias necesidades sino también a las necesidades del entorno. "El estrés, en niveles bajos que remitan cuando el estímulo que lo provoca cese, puede ayudar a nuestro organismo a lograr sus objetivos, ya que es un mecanismo natural de defensa de nuestro organismo que nos ayuda a estar alertas, el problema llega cuando nos sometemos al estrés de forma continuada sin conseguir controlarlo".
Una exposición prolongada al estrés puede dar lugar a reacciones de cuatro tipos:
- Fisiológicas: aumento del ritmo cardiaco, de la presión sanguínea, de la tensión muscular, sudoración, problemas respiratorios, trastornos gastrointestinales o trastornos dermatológicos son algunas de las alteraciones físicas que podemos padecer ante un periodo de estrés.
- Emocionales: preocupación excesiva, irritabilidad, mal humor, ansiedad, depresión, etc.
- Cognitivas: atención disminuida, olvidos, reducción de la capacidad de solucionar problemas, falta de concentración, etc.
- Conductuales: disminución de la productividad, pérdida de tiempo, pérdida de calidad en el trabajo, etc.
"Si, como empleados, experimentamos algunas de estas conductas es importante que llevemos a cabo algunas de las recomendaciones que se ofrecen a continuación para intentar disminuir el estrés", explica la especialista.
¿Cómo podemos prevenir el estrés laboral?
Además de estar alerta a todas las señales que nuestro organismo nos ofrece para indicarnos que estamos ante un proceso de estrés, los especialistas aconsejan llevar a cabo unas sencillas pautas que ayuden a prevenir esta patología, sobre todo ahora que nos vemos obligados a establecer de nuevo un ritmo rutinario en poco tiempo. Para afrontar de forma adecuada la vuelta de las vacaciones y evitar que esto repercuta en la salud laboral del trabajador, los especialistas recomiendan lo siguiente:
Valorar lo positivo del trabajo: es importante que, en lugar de centrarte en lo negativo de tu trabajo te centres en lo positivo (qué te gusta de tu trabajo, qué cosas buenas te aporta, qué te permite hacer el estar trabajando, …)
Marcar objetivos pequeños: volver al trabajo y adaptarte a la rutina debe ser algo gradual, no se puede abarcar todo en el primer día. Hay que marcarse objetivos pequeños y graduales que se puedan ir consiguiendo poco a poco. Si es necesario, pide ayuda delegando tareas o hablando con tus compañeros.
Hacer deporte: el deporte nos ayuda a liberar endorfinas y nos ayuda a desconectar de la actividad diaria. Intenta dejar un hueco para el deporte en tus actividades diarias, aunque sea un simple paseo diario.
Respetar el horario de descanso: un descanso nocturno como mínimo de 6 horas es fundamental para afrontar la actividad diaria de forma adecuada.
Hacer planes después del trabajo: venimos de un periodo en el que la vida social se intensifica, salimos más, realizamos más actividades de ocio, …. No podemos, de repente, dejar de lado estos planes. Hay que intentar un tiempo semanal para planificar actividades al aire libre, pasear, quedar con amigos, etc. Aunque estemos más cansados, debemos hacer el esfuerzo, así evitaremos caer en el pesimismo y el temido "síndrome postvacacional".
"El secreto para evitar el estrés laboral está en la organización, no sólo en el trabajo sino también en el día a día. Planificar la agenda laboral para evitar la aparición de acontecimientos estresantes puede servirnos de ayuda. Es importante también programar periodos de descanso entre tus actividades y llevar una buena alimentación (no saltarse las comidas ni comer en la mesa de trabajo). En casa, debemos darle importancia también al tiempo que vamos a dedicarle a nuestra familia, teniendo en cuenta sus agendas para planificar la nuestro y no dándoles el tiempo que nos sobra sino incluyéndolos también en nuestros planes. Y, por supuesto, debemos programar actividades variadas para que nuestra rutina no sea repetitiva", añade Vanesa Tejón.