Francisco José Eiroá Orosa, investigador en salud mental de la Universidades de Barcelona y Yale, profesor de la University of East London y responsable de formación, investigación, desarrollo e innovación de la Federación Catalana de Entidades de Salud Mental en 1ª Persona-VEUS, ha lamentado esta mañana la ausencia de "recursos" en España asociados a la investigación e implantación de mejoras para la participación de los y las usuarias de salud mental "en el diseño de su tratamiento e incluso en la estructura de las instituciones sanitarias".
Durante la ponencia "Modelos de participación de usuarios de salud mental", que ha servido como clausura de la octava edición de las Jornadas de Salud Mental y Rehabilitación Psicosocial de Hermanas Hospitalarias, que durante dos días han reunido en el Auditorio de CaixaForum Madrid a más de 300 expertos en salud mental, Eiroá Orosa ha destacado las diferencias existentes entre España y países punteros en la materia como Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda o Reino Unido.
"En Reino Unido se otorgan cátedras al estudio de servicios de salud mental, algunas de ellas centradas específicamente en participación de usuarias y usuarios de servicios de salud mental. Es decir, hay poder, recursos y prestigio asociados a investigar e implementar mejoras en la participación. En España, sin embargo, no hay una sola cátedra dedicada al estudio de la participación de los y las usuarias de servicios de salud mental. ¿Cómo esperamos que un colectivo participe si no hay impacto real asociado a esa participación? ¿Esperamos tener gente invirtiendo tiempo y energías para solo figurar sin que haya cambios reales?", se ha preguntado.
Para el experto, no obstante, esta no es la única razón por la que en España, en términos generales, la participación en la gestión y el diseño de servicios de salud mental es menor que en otros países europeos. En ese sentido, Francisco José Eiroá Orosa ha señalado también al movimiento de familias, que "aunque ha hecho cosas positivas, no ha permitido que la primera persona protagonice los cambios y todavía falta mucho camino para que lo haga realmente"; y a algunos sectores clínicos y académicos apoyados por a la industria farmacéutica, que en su opinión " han sepultado miles de billones de euros en investigación totalmente estéril en marcadores biológicos, mientras que la atención a muchas personas es precaria o directamente inexistente, cuando no coercitiva".
Cambio de mirada
El responsable de formación, investigación, desarrollo e innovación de la Federación Catalana de Entidades de Salud Mental en 1ª Persona-VEUS ha aclarado durante su intervención que no está en contra de este u otras áreas de investigación en salud mental, pero ha matizado que "antes de gastar recursos en buscar esas hipotéticas soluciones que cortarían el sufrimiento de raíz, ya que supuestamente sabríamos dónde está y cómo se genera", habría que pensar en estrategias y políticas para que las personas que atraviesan estados mentales de alta fragilidad "puedan seguir desarrollando sus vidas y ejerciendo su ciudadanía teniendo los apoyos necesarios y una atención sanitaria humana y digna".
Al respecto, Eiroá Orosa ha señalado que las reivindicaciones actuales del colectivo están centradas fundamentalmente "en la eliminación de la coerción en el ámbito de la salud mental y en el cambio de la mirada en la práctica". El objetivo, según el experto, sería que se priorice que las personas que salen por la puerta de un centro de Salud Mental sean ciudadanas de pleno derecho, aunque sigan experimentando síntomas.
"Si seguimos entendiendo que la finalidad es encontrar una "cura" para algo que es extremadamente complejo, sin entender que a veces ese camino se encarniza y se llena de sobremedicación, iatrogenia e incluso coerción que convierte al usuario en una persona institucionalizada e infantilizada, es que no estamos entendiendo lo que las personas necesitan", ha argumentado.
Por último, y también focalizado en ese necesario "cambio de mirada", Francisco José Eiroá Orosa ha reconocido que empiezan a existir proyectos, también a nivel institucional, que van adoptando algunos elementos que observa como "positivos", como el desarrollo de comisiones de participación en gestión y diseño de servicios de salud. No obstante, ha considerado que España todavía está lejos de alcanzar los niveles de participación de otros países europeos. "En algunos lugares se empieza a incluir en reuniones y comisiones a personas con experiencia propia, pero la cosa no suele pasar de eso, de estar presente, por lo que se sigue sin tener en cuenta la opinión de un colectivo, por otra parte, muy heterogéneo. Para poder entender tal coral de voces habría que dedicar tiempo a escucharlas", ha concluido.