El verano está llegando a su fin y, con él, la estación predilecta para las vacaciones. Miles de trabajadores y trabajadoras ya han aprovechado o van a aprovechar sus días libres para alejarse de sus quehaceres diarios y reponer energías. Sin embargo, el 22,2% de los veraneantes no logró dejar a un lado su trabajo, según un estudio realizado por Randstad en 2017. Descansar física e intelectualmente es necesario y, aquí, surge la gran pregunta ¿Cómo se logra desconectar del trabajo en vacaciones?
Ante esta cuestión, Roberto Alcíbar, especialista en mindfulness, ofrece una serie de prácticas para hacer más fácil disfrutar del tiempo de ocio y explica que "se debe prestar atención a lo que estamos haciendo en cada momento. De esta forma, estaremos viviendo el presente, en lugar de estar pensando en el pasado o el futuro. Las preocupaciones laborales ‘secuestran' nuestra mente en muchas ocasiones y nos impiden disfrutar del momento, ya que nos producen ansiedad y estrés".
Consejos
- Ralentizar la rutina. La rutina y el automatismo, acciones que debido a su repetición se realizan sin que se les preste demasiada atención, son parte de la vida laboral. Por ello, una buena forma de diferenciar un día de ocio de uno de trabajo sería dedicar más tiempo a algunas actividades rutinarias como: la ducha, el desayuno, etc. Al reducir el ritmo y prestar más "atención" a lo que se hace, se disfruta de lo cotidiano con más intensidad.
- Hacer, en la medida de lo posible, pausas entre actividades. En algunas ocasiones, sobre todo en viajes a nuevos destinos, hay un listado interminable de cosas que hacer que se intercalan sin parar. En estos casos, los viajeros acaban el día agotados y con la sensación de no haber parado. Hacer una breve pausa entre el final de una actividad y el inicio de la siguiente ayuda a asimilar que algo se ha acabado, para centrarse en lo próximo y, así, poder disfrutarlo.
- Caminar con atención. Andar es una de los ejercicios más relajantes que hay y, en verano, se puede aprovechar el tiempo extra para hacer más desplazamientos a pie. El consejo consiste en centrar la atención en la respiración y en las sensaciones físicas, el contacto del pie con el suelo, propias de cada paso.
- Hacer diez respiraciones conscientes. A lo largo de un viaje pueden surgir situaciones de estrés o nerviosismo, ante las que se puede necesitar parar. En estos casos, lo más conveniente es acudir a un lugar tranquilo o apartado, cerrar los ojos y realizar diez inspiraciones y exhalaciones, con la atención en acompañar la respiración. Se trata de observar y seguir el ritmo natural de la respiración, sin interferir. De esta manera, se logra alejar el "parloteo mental" y centrarse solo en la respiración.
- 'Hacer un STOP'. Es recomendable buscar algún momento al día para detenerse, respirar, prestar atención a tus pensamientos y a lo que siente tu cuerpo. Lo ideal sería buscar un lugar tranquilo, si es posible y, una vez allí, hacer varias respiraciones conscientes. Con esta iniciativa, se puede desconectar de las preocupaciones y "regresar" al presente.