Datos presentados en el Congreso de la Asociación Mundial de Rehabilitación Psicosocial celebrado en Madrid

La esperanza de vida de las personas con esquizofrenia es 15 años menor que la de la población general

La principal causa de los fallecimientos prematuros de personas con esquizofrenia son las enfermedades metabólicas, cardiovasculares y respiratorias
Las personas con trastornos mentales graves (TMG) presentan una mayor tasa de comorbilidad física y mayor incidencia de mortalidad por trastornos físicos que la población general

Según datos presentados por expertos de la Línea de Rehabilitación Psicosocial (LRHP) de las Hermanas Hospitalarias durante el Congreso de la Asociación Mundial de Rehabilitación Psicosocial (WARP, por sus siglas en inglés), las personas afectadas de esquizofrenia tienen un 20 % menos de esperanza de vida que la población general. Esto supone, aproximadamente 15 años menos. Asimismo, las personas con depresión y esquizofrenia tienen entre un 40 y un 60 % de posibilidades de morir de manera prematura.

En contra de lo que pudiera parecer, en la mayoría de los casos, el 60 %, estos fallecimientos se deben a enfermedades somáticas como el síndrome metabólico o complicaciones cardiovasculares y respiratorias, mientras que el 28 % se deben a suicidios y solo el 12 % a accidentes. Esto supone, como explica Paola Fernández, la coordinadora del Centro de Día y Equipo de Apoyo Social Comunitario (EASC) de Vallecas de la Línea de Rehabilitación Psicosocial de Vallecas de las Hermanas Hospitalarias, que "existe una relación directa entre salud física y salud mental".

Tal como destaca Ana Belén Guisado, directora del Centro de Día Arturo Soria y EASC CHAMARTÍN y Salamanca de Hermanas Hospitalarias, "las personas con trastorno mental grave (TMG) presentan una mayor tasa de comorbilidad física y mayor incidencia de mortalidad por trastornos físicos que la población general debido tanto a hábitos deficitarios de salud como a los efectos secundarios de los tratamientos farmacológicos". A esta situación se une el hecho de que las personas con TMG tienen un acceso más limitado a la atención sanitaria y tienen menosposibilidad de prevención, dándose casos en los que "acuden al médico por un problema físico, pero acaban siendo atendidos en psiquiatría porque la enfermedad mental solapa los síntomas". Un estudio realizado por la LRHP de las Hermanas Hospitalarias demuestra que los pacientes con esquizofrenia tienen, en general, hábitos alimenticios menos saludables que la media de la población general, fuman más y mantienen un estilo de vida sedentario, condicionado muchas veces de manera errónea por el propio trastorno mental o el estigma que esta supone. Tal como destaca Iratxe Casañas, diplomada universitaria en enfermería del Hospital Beata María Ana, un ejemplo de estos hábitos es que estas personas "consumen menos pescado que la media recomendada, comen más deprisa debido a la impulsividad y toman mayores cantidades de grasas y refrescos azucarados de cola". Todo ello incrementa el riesgo de síndrome metabólico, es decir, los factores de riesgo que pueden conducir a cardiopatía isquémica, diabetes y enfermedades por sobrepeso.

Para enfrentar esta situación, los responsables de la LRHP han llevado a cabo un proyecto piloto de manera conjunta con Centros de Madrid Salud Comunitaria. La iniciativa, que consistió en un taller dirigido a mejorar los hábitos alimenticios y la actividad física de un grupo de personas con trastorno mental grave, tuvo como resultado que el 80 % de los participantes redujeran sus niveles de colesterol y más de la mitad (56 %) mejorara sus niveles de tensión arterial.

En opinión del Dr. Darío Ochoa, médico de Salud Pública del Centro Madrid Salud Comunitaria Puente de Vallecas, el proyecto ha facilitado "el empoderamiento de los usuarios, para que puedan tomar de manera consciente sus propias decisiones, y modificar hábitos en la prevención y cuidado de la salud en las mejores condiciones de autonomía".

Tanto los médicos de atención primaria como los expertos de la rehabilitación psicosocial coinciden, sin embargo, en que es necesario que exista una mayor coordinación entre ambos niveles, como ha demostrado una encuesta realizada entre médicos de primaria de Madrid. Como explica la psicóloga, Ainara Arroyo, un ejemplo de esta necesidad de coordinación es el hecho de que "los pacientes con TMG están excluidos de los programas de control de tabaquismo y peso".

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