Cada vez hay más evidencias que apuntan a cómo la microbiota intestinal juega un papel determinante en el desarrollo de diferentes órganos, así como del sistema inmunológico o el cerebro humano. Por este motivo, muchos esfuerzos se están centrando en averiguar cómo se produce la colonización del tracto gastrointestinal de un bebé después del nacimiento y el papel determinante de la alimentación durante los primeros meses de la vida, donde el estándar de oro es la leche materna sin cualquier género de duda.
Sin embargo, la alimentación con leche materna no siempre es posible o suficiente. Por eso se desarrollan leches infantiles que buscan reproducir sus características para satisfacer las necesidades nutricionales y minimizar el impacto sobre el crecimiento y el desarrollo del bebé.
El estudio COGNIS, publicado recientemente en la prestigiosa revista Clinical Nutrition, realizado por la Universidad de Granada y financiado por Laboratorios Ordesa dentro del proyecto SMARTFOODS de la convocatoria CIEN del CDTI y el Proyecto Europeo DynaHEALTH del programa HORIZON, demuestra que es posible mejorar estas fórmulas para optimizar la maduración de la microbiota intestinal, sistema inmune y el neurodesarrollo del bebé en los primeros años de vida, favoreciendo un patrón madurativo de la microbiota intestinal lo más similar posible al observado en niños alimentados con leche materna, mimetizando así los beneficios obtenidos con el consumo de la leche materna mediante una fórmula mejorada.
Buscando una alimentación lo más similar posible a la leche materna
El estudio COGNIS es el primer estudio publicado de intervención nutricional infantil de estas características. El objeto de la investigación ha sido demostrar los efectos de una leche infantil suplementada con simbióticos, LC-PUFAs, alfa-lactoalbúmina y MFGM. La profesora Cristina Campoy, directora del Departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada y del Centro de Excelencia de Investigación Pediátrica EURÍSTIKOS, ha sido la encargada de dirigir este estudio. "Cada vez hay más evidencias y estudios sobre el eje intestino-cerebro. Este estudio se enmarca en este tipo de investigaciones y no es más que el inicio de un largo camino que tenemos todavía por recorrer para acabar entendiendo todas las implicaciones que la alimentación tiene en el desarrollo infantil", explica la Prof. Campoy.
Impacto en el desarrollo de la microbiota intestinal y el neurodesarrollo
En el estudio COGNIS se observó que los niños con una alimentación basada en una fórmula estándar no suplementada mostraban una maduración más rápida de la microbiota intestinal que en aquellos alimentados con leche materna. En cambio, aquellos que recibieron la fórmula suplementada, mostraron un desarrollo más lento similar al que se consigue con la leche materna. La trayectoria lenta se asoció también a otros factores como el hogar donde se desarrolla el niño, el parto vaginal o un índice de grasa corporal preconcepcional materno normal.
"Estos cambios más lentos de la microbiota intestinal son los que tienen que ocurrir para ir permitiendo una maduración adecuada del sistema digestivo. Si se acelera esta maduración, pueden producirse cambios en la estructura y funcionalidad y por eso trabajamos para mantener un patrón de crecimiento adecuado", señala Campoy.
Al comparar estas trayectorias con el desarrollo neurológico a los 12 meses y a los 4 años se pudo ver que los resultados fueron similares entre los bebés con maduración lenta de la microbiota intestinal que recibieron la fórmula suplementada y los que se alimentaron con leche materna. Así se pudo concluir que la alimentación del bebé con una fórmula suplementada con simbióticos, LC-PUFAs, alfa-lactoalbúmina y MFGM, en condiciones normales, tuvo un impacto positivo a largo plazo sobre el crecimiento probiótico, retrasando la maduración de la microbiota intestinal y determinando un neurodesarrollo en los primeros años de vida similar al observado en niños alimentados con leche materna.