La mitad de los pacientes con depresión tratados con antidepresivos estándar presentan embotamiento emocional

Un mayor embotamiento emocional se asocia con menor remisión sintomática de la depresión

La depresión es una patología compleja e incapacitante que afecta a todas las esferas de la persona y compromete su capacidad funcional. Así se ha puesto de manifiesto en la V edición de la reunión científica "Avances en Depresión, Psiquiatría-Neurología", coordinada por el Dr. Eduard Vieta, Jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona y del Grupo de Investigación en Trastornos Bipolares y Depresivos del IDIBAPS.

Celebrada recientemente a través de la plataforma Lundbeck Academy, el hub de webinars y cursos gratuitos, creado por Lundbeck, para transmitir conocimiento e intercambiar experiencias sobre las enfermedades del sistema nervioso central entre los profesionales sanitarios, ha contado con la asistencia de más de 700 psiquiatras y neurólogos.

El embotamiento emocional es un fenómeno psicopatológico caracterizado por un "adormecimiento" o "aplanamiento" de las emociones -positivas y negativas-, indiferencia emocional o respuesta emocional reducida, que afecta a la mitad de los pacientes tratados con antidepresivos estándares (ISRS/IRSN), según ha señalado la Dra. Elena Ros, Psiquiatra del Hospital Universitario Vall d'Hebron y directora médica BCN Neuroscience Institute.

Es decir, quien lo sufre presenta dificultad o incapacidad para experimentar y expresar sentimientos y emociones, lo que puede llevar a declinar responsabilidades en todas las áreas, dificultar la toma de decisiones, presentar una reducción en la capacidad de inspiración o de ser creativos, sentir una disminución del sentimiento de responsabilidad social, distanciarse a nivel familiar, ver reducida su capacidad de sociabilidad, etc., ha explicado esta especialista. Esta restricción del abanico de emociones del individuo, sobre cuyo origen todavía no existe consenso, tiene consecuencias negativas tanto en el nivel de funcionamiento como en la calidad de vida y puede persistir, incluso, cuando se ha logrado la remisión sintomática de la enfermedad.

El embotamiento o indiferencia emocional puede conducir al incumplimiento terapéutico, con tasas que alcanzan hasta el 35% de los casos, por lo que ha llamado la atención sobre esta sintomatología y la necesidad de prevenirla y tratarla para alcanzar el objetivo terapéutico en depresión, recuperar la funcionalidad del paciente, ya que un mayor embotamiento emocional se asocia con una menor tendencia a la remisión sintomática.

Vortioxetina, eficaz en embotamiento emocional

La Dra. Ros ha presentado los principales datos del estudio COMPLETE, sobre la efectividad de vortioxetina en el tratamiento del embotamiento emocional, además de analizar otras variables de respuesta al tratamiento como nivel de motivación y energía, funcionamiento psicosocial y función cognitiva, todas ellas indispensables para una recuperación global de la persona.

Tras 8 semanas de tratamiento con vortioxetina, la mitad de los pacientes referían ausencia de embotamiento emocional, siendo esta mejoría significativa incluso, tras la primera semana de tratamiento según los datos obtenidos con la escala de embotamiento emocional (ODQ). Así mismo, se objetivó una mejora en las otras áreas sintomáticas estudiadas, incluyendo el funcionamiento general de forma independiente al alivio en la sintomatología depresiva.
De este modo, como ha puntualizado la psiquiatra, una detección y abordaje adecuados del embotamiento emocional permitiría encauzar a los pacientes con patología depresiva hacia la recuperación plena.

Depresión y comorbilidades en neurología

La prevalencia de depresión es más alta en pacientes que sufren alguna enfermedad, que en la población general, algo todavía más relevante en las enfermedades neurológicas, donde la prevalencia puede llegar al 35%. Además, en algunas de ellas la sintomatología afectiva puede formar parte del cuadro clínico y no tan solo estar presente de una forma asociada a los síntomas principales. Este es el caso de algunas enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson, según ha explicado el neurólogo Miguel Moya, Director Médico del Hospital Universitario Puerta del Mar, en Cádiz, y Presidente de la Sociedad Andaluza de Neurología.

En otras entidades neurológicas como los ictus, ha revelado, es muy frecuente encontrar la depresión como sintomatología reactiva ante un cuadro de discapacidad producido por el evento vascular, mientras que en otras patologías neurológicas como la migraña o la epilepsia la sintomatología depresiva se puede ver asociada a situaciones de cronicidad de la sintomatología neurológica.

En la revisión que ha llevado a cabo ha puesto de manifiesto la relación entre depresión y enfermedades neurológicas, así como su sustrato biológico y sus posibles tratamientos, afirmando que la respuesta a los fármacos antidepresivos dependerá de la entidad neurológica en cuestión y del fármaco elegido.

Actualización en neuropsicofarmacología

Por su parte, el Dr. David Nutt, Psiquiatra y Profesor de Neuropsicofarmacología en Edmund J. Safra en la División de Ciencias del Cerebro, Departamento de Medicina, Hammersmith Hospital, Imperial College London, ha realizado un recorrido desde los primeros fármacos antidepresivos descubiertos en la década de 1950 hasta nuestros días, donde vortioxetina se erige en el antidepresivo más reciente. Considerado, en su opinión, un fármaco de diseño, en el sentido de que toma las mejores propiedades de los ISRS y de los antidepresivos de acción sobre los receptores y las reúne en la misma molécula, con beneficios concretos en términos de cognición y un perfil de efectos adversos más bajo.

Si bien la mejora de los antidepresivos actuales de acción oral es difícil -ha afirmado- todavía se están investigando algunos nuevos agentes orales que actúen sobre los sistemas de receptores opioides y dopaminérgicos.

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