La incontinencia urinaria continúa siendo motivo de vergüenza entre quienes la padecen. Más de seis millones de personas sufren en España pérdidas de orina, sin embargo, solo la mitad de ellas solicita la ayuda de un profesional sanitario. Hoy, 14 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Incontinencia Urinaria, una jornada que tiene por objetivo concienciar sobre un problema de salud tan prevalente como infradiagnosticado.
Algunas cifras ayudan a entender mejor la magnitud de esta patología. Las estimaciones de prevalencia apuntan que una de cada tres mujeres a partir de los 50 añosiv y uno de cada cuatro hombres a partir de los 40v han experimentado pérdidas de orina. Estas cifras revelan que la incontinencia, con una prevalencia del 15%, supera en número de afectados a otras patologías mucho más conocidas como la diabetes, la artrosis o la osteoporosis. De hecho, en todo el mundo, 400 millones de personas sufren pérdidas de orina. 50 millones de ellas son ciudadanos europeos y casi 6,5 millones, españoles. En lo que a incontinencia crónica se refiere, la cifra se eleva a 2 millones de personas afectadas en España.
Razones que explican el retraso diagnóstico
A pesar de estos datos, la incontinencia urinaria sigue siendo una dolencia infradiagnosticada debido, por un lado, al temor del paciente a ser estigmatizado y, por otro, a la escasa sensibilización de los profesionales y autoridades sanitarias que no tienen entre sus prioridades esta patología.
Precisamente por ello, la división de incontinencia de Essity, compañía de higiene personal, quiere contribuir a normalizar esta situación e informar a la población sobre cómo las pérdidas de orina afectan a la calidad de vida de mujeres y hombres. Adicionalmente, para los pacientes en situación de dependencia, TENA cuenta con soluciones para la incontinencia que son reembolsados por el Sistema Nacional de Salud.
La normalización de la incontinencia urinaria es el primer paso para vencer el tabú, sobre todo porque el 32% de las mujeres con pérdidas de orina siguen considerando esta patología motivo de vergüenza, hasta el punto de que el 27% oculta el problemai. La misma vergüenza lleva a más de la mitad de los varones con incontinencia urinaria a aplazar durante más de un año su visita al médico. Es precisamente el tabú que aún persiste sobre esta dolencia lo que explica, al menos en parte, su infradiagnóstico. De hecho, más de cuatro de cada diez mujeres y seis de cada diez varones no acuden al médico para buscar una solución, pese a que existen alternativas terapéuticas muy eficaces para superar este problema.
La demora en la petición de ayuda médica está en el origen del impacto emocional que pagan los pacientes con incontinencia urinaria. Inseguridad, pérdida de autoestima, depresión, o aislamiento son algunos de los síntomas más frecuentes, hasta el punto de que nueve de cada diez varones, por citar un ejemplo, llegan a perder la seguridad en sí mismos. Esta factura emocional lleva a quienes sufren pérdidas de orina a limitar las actividades de su vida diaria hasta el punto de comprometer sus relaciones sociales o laborales, su vida sexual o sus horas de sueño. Lo que la mayoría de los pacientes desconocen, más los hombres que las mujeres, es que existen soluciones para vencer el problema. Se estima que casi cuatro de cada diez varones no saben que existen productos específicos para tratar esta afección.