Los estudios realizados hasta el momento han advertido de que la obesidad tiene una incidencia directa en los problemas de fertilidad, ya que el exceso de peso atentaría contra la regulación de las hormonas reproductivas.
El doctor Manuel Puig, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) ha manifestado que, en las últimas décadas, se ha producido una disminución de la cantidad de espermatozoides, en su calidad y en su motilidad. La pérdida de calidad viene determinada por factores, como el estilo de vida, una dieta altamente calórica, el consumo de tóxicos (alcohol, tabaco y drogas), la vestimenta o la temperatura a la que se ven expuestos los testículos. Y no sólo influyen la calidad sino el tipo de alimentación del individuo.
Hoy en día la paternidad se retrasa bastantes años y la mayoría de los padres son añosos y es común tener el primer hijo después de los 30 años, propiciando así un aumento de parejas que requieran de consejo y asistencia para conseguirlo.
La obesidad y el desarrollo de diabetes tipo 2 también pueden tener una acción directa sobre la fertilidad a través de una desactivación de todo el sistema de control y fabricación de hormonas masculinas.