En España viven actualmente más de 8 millones de personas mayores de 65 años, casi el 18 % de la población. Por eso, Instituto Varilux recuerda la importancia de cuidar la visión de nuestros mayores con el fin de evitar que pequeños problemas oculares se conviertan en condicionantes para su autonomía y calidad de vida.
Actualmente, los principales problemas oftalmológicos que afectan a los mayores son la presbicia o vista cansada, las cataratas y la Degeneración Macular Asociada a la Edad (D.M.A.E.). La primera de ellas puede ser corregida mediante el uso de lentes graduadas, la segunda requiere de una intención quirúrgica, y para la tercera existen diversos tratamientos para su control, pero no tiene cura. En todos los casos, la prevención es fundamental, así como la protección, principalmente de los rayos UV y de la luz azul violeta, que pueden provocar la aparición de estas patologías.
Por todo esto, la salud visual tiene una importancia especialmente relevante a partir de los 65 años, pese a que en ocasiones no se le da el protagonismo que realmente tiene. De hecho, muchas personas mayores consideran que los problemas visuales que padecen son causados por la edad y que no tienen solución, o simplemente pasan desapercibidos para la persona que los padece.
En este sentido, Laura de Yñigo, portavoz del Instituto Varilux, asegura que "muchos de estos problemas visuales pueden ser tratados y en algunas ocasiones eliminados si se tratan adecuadamente".
Pero los problemas de visión en los mayores repercuten más allá de la esfera puramente visual, afectando a otras áreas como la psíquica, social y funcional, y por lo tanto a su calidad de vida. Los diferentes problemas de visión condicionan la recepción de la información y comunicación con el entorno, pueden llegar a afectar al área afectivo-relacional, e incluso limitar la capacidad para realizar tareas rutinarias, desembocando en estados de discapacidad o dependencia para el que las padece.
Desde Instituto Varilux "recomendamos prestar especial atención a la vista a partir de los 60 años, especialmente en el caso de padecer diabetes o hipertensión, realizando revisiones oftalmológicas de forma periódica. Además, aconsejamos a los familiares de los mayores que presten especial cuidado a síntomas como alejarse del libro o del periódico al leer, o si se produce algún cambio en su rutina, pues éstas son algunas de las reacciones más frecuentes de una persona mayor ante una mala visión" apunta De Yñigo.