La llegada de la terapia biológica, con su favorable perfil de eficacia y seguridad, ha supuesto un importante cambio en el tratamiento de la psoriasis. Los tratamientos convencionales disponibles para casos de psoriasis en placas graves o moderadas se basaban hasta ahora en fototerapia y fármacos sistémicos como la ciclosporina, el metotrexato o el acitretino.
El principal problema de este tipo de terapias es que su uso continuado acumula una toxicidad que impide el mantenimiento del tratamiento de forma indefinida. Además, muchos pacientes con psoriasis presentan frecuentes contraindicaciones al mismo.
Según ha explicado el Dr. Mariano Ara, dermatólogo del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, "estos nuevos medicamentos carecen casi por completo de contraindicaciones o de interacciones medicamentosas, no tienen toxicidad acumulada, su eficacia es mucho mayor que la de los tratamientos sistémicos y su buen perfil de seguridad se mantiene en el tiempo. La gran ventaja es que podemos realizar un tratamiento, ya sea continuo o intermitente, de la enfermedad de manera que el paciente va a estar libre de sus placas de psoriasis de forma indefinida".
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que produce lesiones escamosas engrosadas e inflamadas. Esta enfermedad de la piel puede aparecer a cualquier edad, aunque normalmente aparece entre los 15 y los 35 años.