Según un artículo publicado recientemente bajo el título "El miedo y la ignorancia pueden costar vidas", 4.021 mujeres murieron en Estados Unidos (EE.UU.) de cáncer cervical en 2007 y 12.280 fueron diagnosticadas de esta enfermedad. Muertes y diagnósticos que, según dicho artículo, podrían haber sido evitados con la vacuna del virus del papiloma humano (VPH).
Sin embargo, la polémica sobre esta vacuna sigue activa en EE.UU. La republicana Michele Bachman denunció recientemente al gobernador de Texas, Rick Perry, por indicar la obligatoriedad de la vacuna del VPH para las niñas en edad escolar, desde el sexto curso. De hecho, el artículo señala que "la señora Bachmann mostró su analfabetismo científico diciendo a Fox News que una mujer se le acercó después de un debate y le aseguró que su hija había sufrido un retraso mental como resultado de dicha vacuna".
Quizás sea necesario recordar que el VPH es la enfermedad sexual más comúnmente transmitida en los EE.UU. Según estima el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), 20 millones de americanos están infectados en la actualidad de VPH y 6,2 millones se infectan nuevamente cada año. El VPH está asociado con los cánceres de cérvix, vagina, pene, cabeza y cuello, ano y con las verrugas genitales. De hecho, el VPH es responsable de la mayoría de los 12.000 casos diagnosticados en los EE.UU. anualmente.
El artículo recuerda que la indignación por las declaraciones de la señora Bachman se ha visto reflejada en diferentes medios de comunicación, como es el caso del New Yorker, que declaraba recientemente en su página web que "esta es una manera particularmente irresponsable de hablar, en parte porque recuerda el fiasco causado por el médico británico Andrew Wakefield cuando dijo que las vacunas causaban autismo". Esta aseveración tuvo que ser retirada y, después de muchos estudios, nunca se encontró relación entre las vacunas y el autismo. Sin embargo, el número de vacunas cayó en picado y enfermedades como el sarampión y la tos ferina, que se consideraban erradicadas, volvieron. Es decir, el miedo que Wakefiled ocasionó, causó la muerte innecesaria de muchos niños.
Al margen de estos miedos, el hecho es que hay consenso científico y acuerdo total en que las vacunas son seguras, efectivas y necesarias. Doce estudios han mostrado que las vacunas del sarampión, paperas y rubeola son seguras. Otros muchos estudios han desautorizado la teoría de que la vacuna de la Haemophilus influenzae tipo b es tóxica. La gente que está en desacuerdo con las vacunas es poca pero recibe mucha atención por parte de los medios de comunicación.