La vacunación con BCG podría salvar el periodo hasta disponer de una vacuna específica contra el virus SARS-CoV-2 en individuos vulnerables

Un nuevo estudio científico concluye que la vacuna contra la tuberculosis del bacilo de Calmette-Guérin, más conocida por sus siglas como la vacuna BCG, ofrece cierta protección frente las infecciones respiratorias. En este ensayo doble ciego y aleatorio, pacientes mayores de 65 años (n=198) recibieron la vacuna BCG o un placebo al ser dados de alta en el hospital y fueron seguidos durante 12 meses para detectar nuevas infecciones. Los investigadores principales, los doctores Mihai Netea y Evangelos Giamarellos-Bourboulis del Hospital General Universitario ATTIKON de Atenas (Grecia), han hecho públicos resultados que indican que la vacuna BCG aumentó significativamente el tiempo hasta la primera infección y redujo la incidencia de infecciones del tracto respiratorio en un 80% (40% todas las nuevas infecciones). En un estudio relacionado, el Dr. Netea informó recientemente de que la incidencia de COVID-19 es significativamente menor en el grupo vacunado con la BCG en comparación con el grupo de control (20,7% frente a 31,1%), lo que confirma que la vacunación con BCG es segura y no conduce a un aumento de la morbilidad debido al COVID-19. Así pues, los nuevos datos confirman que la inmunidad entrenada inducida por la vacuna del BCG protege contra nuevas infecciones del tracto respiratorio en ausencia de efectos adversos, lo que demuestra que la vacunación es segura y ofrece cierta protección a los mayores de 65 años contra las infecciones respiratorias.

La vacuna del BCG fue desarrollada a principios del siglo XX por Albert Calmette y Camile Guérin y en el año 2012, el laboratorio de Dr. Netea proporcionó una explicación inmunológica de los efectos protectores inespecíficos del BCG. El estudio concluyó que la vacuna del BCG provoca una reacción inmunitaria innata que esta caracterizada por cambios epigenéticos y metabólicos que aumentan la respuesta inmunológica frente infecciones posteriores. Este proceso de memoria del sistema inmune innato se ha denominado inmunidad entrenada.

Estudios epidemiológicos han documentado que los países con vacunación obligatoria con BCG tienden a tener un número sustancialmente menor de casos de COVID-19 y menos muertes per cápita que los países sin vacunación obligatoria, y que la intensidad de la epidemia es menor en el caso de los países que comenzaron a vacunar antes. Un estudio reciente observó una fuerte correlación entre la vacuna del BCG y reducción de la mortalidad debido al COVID-19 en diferentes países europeos (10% de aumento en el índice BCG se asoció con una reducción del 10,4% en mortalidad de COVID-19), por lo que se ha sugerido que la vacunación con BCG podría tener un papel en la protección de trabajadores sanitarios de primera línea e individuos vulnerables a la infección por el virus SARS-CoV-2 que dan lugar a la enfermedad de la COVID-19.

Las evidencias científicas abogan a favor de la vacunación con BCG para salvar el período hasta que se desarrolle y produzca una vacuna específica contra el virus SARS-CoV-2 en individuos vulnerables. Sin embargo, se necesitan ensayos clínicos aleatorios de mayor envergadura para estudiar los efectos de la vacunación con BCG en la morbilidad y la mortalidad debidas a la COVID-19. En la actualidad se están realizando 21 ensayos clínicos controlados aleatorios en todo el mundo. Cuando se publiquen los resultados de estos ensayos clínicos estaremos en una mejor disposición para valorar si la vacuna del BCG proporciona una protección no específica frente a la COVID-19 mientras se desarrolla una vacuna específica para la enfermedad.

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