El diagnóstico precoz es el mejor método para detectar y poner freno al avance del glaucoma, la segunda causa de ceguera irreversible en el mundo. De acuerdo a los datos de la Asociación Mundial de Glaucoma, más de 11 millones de personas sufren esta enfermedad actualmente en todo el mundo y un 50% de los afectados en países desarrollados no sabe que padece la enfermedad. En países subdesarrollados, esta cifra alcanza el alarmante valor del 90%.
El glaucoma supone una gran amenaza debido al hecho de que no ocasiona síntomas hasta que se empieza a perder visión periférica. El problema es que esa visión perdida ya no se recuperará.
Existen distintos factores de riesgo que predisponen a padecer glaucoma:
- La edad avanzada
- Los antecedentes familiares de glaucoma
- Una presión intraocular elevada
- La utilización de corticoides
- Los traumatismos oculares
- Otras patologías oftalmológicas que pueden predisponer la aparición del glaucoma
De todos estos factores de riesgo sólo se puede incidir sobre la presión intraocular. Por este motivo es recomendable que, a partir de los 40 años, se realicen revisiones oftalmológicas anuales para medir esta variable.
Entre el lunes 8 y el viernes12, la Asociación Mundial del Glaucoma organiza la Semana Mundial del Glaucoma, con la finalidad de concienciar sobre el peligro que supone esta enfermedad visual y la necesidad de detectarla de forma precoz.
Este año, al desafío de generar conciencia sobre la necesidad de una detección precoz para evitar la pérdida visual, se suma la dificultad añadida por la pandemia de la COVID-19, que ha motivado el aplazamiento de muchas visitas y cirugías. "Esto está teniendo graves consecuencias en enfermedades como el glaucoma. Es cuando el paciente se da cuenta de que ha perdido visión lateral, cuando acude a revisión. En ese momento ya no podemos recuperar la visión perdida", según ha detallado la Dra. Catalina Navarro, del Servicio de Oftalmología del Hospital Sanitas CIMA.
"Para conseguir detener o ralentizar el avance del glaucoma es preciso establecer un valor para la presión intraocular de cada paciente. Este valor individual es el que debemos tratar de conseguir para detener la progresión de la enfermedad. Hay distintas opciones, como el empleo de colirios, la colocación de válvulas especiales, el tratamiento con láser de argón y otros abordajes para casos más complejos, como la cirugía, que será más o menos invasiva en función de la situación del paciente y el grado de avance de la enfermedad".
Algunas variantes sí pueden generar visión borrosa o dolor, pero lo más habitual es que curse sin síntomas. De ahí la importancia de una vigilancia periódica.
Tratamiento precoz
El diagnóstico preventivo permite activar de modo precoz el tratamiento específico para cada persona. Para realizar un correcto diagnóstico del glaucoma es necesario estudiar la forma y color del nervio óptico, el campo visual completo, el espesor corneal y, sobre todo, medir la presión intraocular. Para ello se utilizan distintos equipos tecnológicos como tonómetros, campímetros, gonioscopios, paquímetros o tomógrafos de coherencia óptica.