La Fundación Española de Reumatología, estima que el 25% de la población española mayor de 20 años sufre alguna enfermedad reumática, es decir, 11 millones de personas se ven afectadas. Sin embargo, existe un infradiagnóstico por el desconocimiento de este tipo de patologías y los síntomas asociados.
Entre las enfermedades reumáticas más frecuentes (y más conocidas) están la artrosis (degeneración del cartílago que se encuentra entre las articulaciones), la fibromialgia (enfermedad crónica caracterizada por presentar dolor en los músculos y tendones), la osteoporosis (los huesos de los pacientes se vuelven más porosos y frágiles aumentando la posibilidad de roturas) y la artritis (inflamación de las articulaciones)), entre otras, ya que existen hasta 200 de ellas.
El frío y los cambios atmosféricos en pacientes reumáticos
"Las consultas de los pacientes reumatológicos aumentan en esta época del año en la que hay más frío y más cambios de tiempo, aduciendo un empeoramiento de sus síntomas, especialmente remiten más dolor, así como un incremento en la rigidez en las articulaciones afectadas" explica el Dr. Javier Rivera, reumatólogo de Onelife Center.
El fenómeno de Raynaud es una de las patologías reumatológicas que más se ve afectado por cambios en la temperatura, especialmente al frío. Se caracteriza por una disminución del riego sanguíneo en los dedos de las manos (minoritariamente afecta también a los dedos de los pies) provocando dolor y cambio de color. El frío provoca una disminución de la circulación sanguínea, produciéndose una contracción de los vasos sanguíneos de los dedos, causando el dolor y la falta de coloración.
Por otra parte, las modificaciones en la presión atmosférica son las que han mostrado siempre una mayor consistencia en cuanto al aumento del dolor. Sin embargo, otras variables atmosféricas como la temperatura, estacionalidad, humedad o presencia de días soleados, han mostrado más variabilidad.
Hay que tener en cuenta que el empeoramiento en los síntomas de los pacientes reumáticos con los cambios atmosféricos son pasajeros, por lo que en la gran mayoría de los casos no es necesario realizar ninguna intervención médica. "El hecho de hacerles entender este punto y que no es el inicio de un nuevo brote, supone que los pacientes se sientan más relajados (el estrés y la ansiedad empeoran los síntomas relacionados con el dolor) e, incluso, que puedan pasar estos periodos sin necesidad de aumentar la medicación. Por supuesto, si el aumento de la intensidad de los síntomas afecta a la calidad y rutina diaria de un paciente, se debe acudir al especialista para que paute la analgesia adecuada en función de la patología y el agravamiento de los síntomas asociados a ella", apunta el Dr. Rivera.
Los pacientes que se han visto afectados anteriormente por un aumento de su sintomatología con la llegada del frío y de los cambios atmosféricos, podrían llevar a cabo una serie de cambios en sus hábitos de vida y ejercicios para prepararse ante un posible empeoramiento de sus síntomas. Entre ellos estarían la realización de ejercicios físicos a diario, realizar actividades relajantes (el estrés se ha asociado a un empeoramiento del dolor en múltiples enfermedades), tomar alimentos de efecto antiinflamatorio y aplicar calor seco en las zonas del cuerpo donde suele aparecer el dolor.
"No obstante, me gustaría destacar que no se conoce el mecanismo patogénico por el que se produce este fenómeno de aumento de los síntomas. Una teoría que se ha propuesto es que los cambios atmosféricos suponen un reto adaptativo para los pacientes y mientras consiguen adaptarse al cambio atmosférico puede producirse un incremento de las manifestaciones clínicas subjetivas", añade el reumatólogo.