Los consejos para evitar que el cambio de estación cause estragos en la salud de nuestros pies

La llegada del otoño provoca alteraciones en nuestros pies derivadas de los cambios en la utilización de zapatos, los terrenos que frecuentamos o las rutinas de cuidado
Es importante realizar una transición continua de estos cambios y acudir a la consulta del profesional de Podología para disminuir los efectos adversos

Con el fin del verano y el cambio de estación nuestros pies necesitan una serie de cuidados específicos que les permitan adaptarse correctamente a los cambios. Por ello, desde el Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA), han elaborado una serie de recomendaciones para un mantenimiento óptimo de la salud de nuestros pies con la llegada del otoño.

Cualquier cambio brusco puede llegar a provocarnos ciertas alteraciones. Por ello, hay cuestiones que siempre debemos tener en consideración:

  • En primer lugar, debemos asegurarnos de que el verano no ha causado estragos en nuestros pies. Pues, es muy frecuente padecer ciertas molestias que son más típicas de esta estación por el tipo de calzado que utilizamos o los lugares que frecuentamos. Estas anomalías pueden ir desde simples rozaduras o ampollas hasta dolores más profundos causados por el abuso de calzado demasiado plano o de poca sujeción, como las chanclas. Una de las patologías más frecuentes es la onicomicosis, es decir, la infección fúngica en las uñas causadas por un hongo.
  • En segundo lugar, el propio cambio en el calzado puede causarnos anomalías. Pasar de utilizar zapatos descubiertos a volver a cubrirse los pies podría suponer que suframos ciertas alteraciones si no tenemos en cuenta factores como la sujeción, la impermeabilidad, los materiales con los que está fabricado o el grosor de la suela. Pues, por ejemplo, el cambio de suelas completamente planas a zapatos con más tacón puede forzar en exceso algunos músculos y, en consecuencia, causar dolores o incluso modificar nuestra pisada.
  • La vuelta a la rutina y a las actividades del día a día también puede provocar el retorno de ciertos malos hábitos. Volver a pasar un tiempo excesivo de pie o sentados, un estado anímico de mayor estrés y tensión, sumado a que, en la mayoría de ocasiones, pasamos de pisar en terrenos naturales de playa y montaña a pisar continuamente terrenos de asfalto y ciudad, también hace que la salud de nuestros pies pueda verse afectada. Por ello, debemos adoptar ciertas prácticas que nos permitan evitar las consecuencias adversas. En este sentido, es muy importante mantener siempre rutinas diarias de higiene e hidratación. Estos cuidados pasan por lavar nuestros pies diariamente prestando gran atención al secado, o utilizar exclusivamente calcetines de fibras naturales. Además, también son beneficiosos otros ejercicios como masajearlos suavemente o mantenerlos en alto durante algunos minutos, siempre al final del día, para que puedan descansar.

Igualmente, con el cambio de estación siempre es recomendable acudir a la consulta del profesional de Podología para que nos evalúe y aconseje de forma personalizada. Tras los diversos cambios es necesaria la revisión del estado de nuestros pies para evitar posibles anomalías que pueden derivar en problemas de salud más graves y que podrían incluso afectar a otras partes de nuestro cuerpo.

Por otro lado, existen ciertos colectivos, como el de las personas que realizan deporte con determinada frecuencia, para los que será beneficioso realizar un análisis de la marcha y la pisada tras el verano. En muchos de los casos, además, es probable que necesiten utilizar plantillas podológicas personalizadas que, seguramente, si ya las tuviesen diagnosticadas, no hayan usado de igual manera durante la época estival. Por ello, siempre es importante volver a pasar por la consulta del Profesional de la Podología para que realice un nuevo diagnóstico de la situación.

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