El cáncer de próstata es el primero en frecuencia en el varón, y el cuarto considerando ambos sexos, por detrás de los de colon y recto, mama y pulmón. Según el documento "Las cifras del cáncer en España 2023" editado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la previsión es que, en ese año, se diagnosticaron 29.000 nuevos casos.
Este aumento en el número de diagnósticos se debe fundamentalmente a los programas de detección precoz y al aumento de la esperanza de vida. Sin embargo, una parte de ellos están en forma latente y nunca progresarán o supondrán un problema de salud al paciente.
El PSA es el marcador más usado para la detección del cáncer de próstata, aunque tiene una especificidad limitada y provoca sobrediagnósticos y sobretratamientos, debido a que no es específico del cáncer de próstata, sino que también se eleva en pacientes con prostatitis y en enfermos con hipertrofia benigna de próstata.
"Hay nuevos biomarcadores que mejoran la detección del cáncer de próstata y la valoración de su gravedad, permitiendo evitar repetir la realización de biopsias en pacientes con niveles de PSA en ascenso progresivo y una o varias biopsias de próstata negativas", señala el Dr. Javier Cambronero Santos, Jefe de Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud San José.
Se trata de biomarcadores que se pueden medir en sangre, orina o secreciones prostáticas (PCA3, 4KScore, PSA glycoforms, PHI, células tumorales en sangre) que predicen el riesgo de padecer un cáncer de próstata, y de biomarcadores pronósticos que se pueden medir en tejidos (biopsias, cirugía prostática). Con estos últimos podemos tipificar el subgrupo de cáncer de próstata mejor que con los parámetros convencionales, señalando qué pacientes tienen un tumor más agresivo, con más tendencia a la metástasis o mayor resistencia a los fármacos que se usan en su tratamiento. "Todo ello nos permite diseñar un tratamiento específico para cada paciente desde el mismo momento del diagnóstico", afirma el experto.
Los objetivos que se persiguen con el uso de modernos biomarcadores son dos: evitar el sobrediagnóstico de cánceres de próstata clínicamente insignificantes, y consecuentemente su tratamiento innecesario (dado que puede realizarse una vigilancia activa en estos casos y sólo tratar si llegaran a comportarse de manera más agresiva) y predecir el riesgo real de progresión y extensión de un tumor en el mismo momento de su diagnóstico para tratar con más agresividad este, antes de su recidiva y diseminación.