La flora intestinal o microbiota es el conjunto de bacterias que colonizan el aparato digestivo, incluida la boca, y que se va desarrollando a medida que avanza la vida. Según el Dr. Domingo Carrera, médico especialista en nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, "la relación de la microbiota y el organismo es simbiótica: mientras que las bacterias realizan una función protectora frente a enfermedades y agentes patógenos y de ayuda en la metabolización de los alimentos ingeridos, el organismo les ofrece un lugar donde vivir".
Entre las principales funciones de la flora intestinal está el mantenimiento de la salud del sistema inmunitario de forma que éste funcione adecuadamente, protegiendo al organismo de sustancias agresoras como bacterias, virus, hongos, sustancias químicas o metales pesados entren al interior del cuerpo. "Hasta el 70% de que funcione de forma efectiva dependería de la microbiota, por lo que su salud es fundamental para la salud en general" añade el Dr. Carrera.
La flora intestinal es la barrera que impide que sustancias agresoras como bacterias, virus, hongos, químicos, metales pesados o sustancias carcinógenas entren al interior del cuerpo a través del aparato digestivo. Si la microbiota se altera o desequilibra, por ejemplo, a causa del estrés, una alimentación poco saludable, falta de sueño, tabaco, ingesta de alcohol en exceso, sedentarismo, uso de antibióticos, etc., la barrera puede volver permeable, permitiendo la entrada al organismo de agentes patógenos y sustancias deletéreas que pueden ser muy nocivas para la salud.
"También tiene una función endocrina importante. Además de generar ácidos grasos libres de cadena corta, muy beneficiosos para bajar el LDL Colesterol y mejorar la salud cardiovascular, también puede regular, por sí sola, la secreción de insulina y los péptidos intestinales endocrinos responsables del metabolismo energético, la sensación de hambre y saciedad" apunta el especialista de CMED.
Consejos para mantener una flora intestinal sana
- Tomar probióticos: son microorganismos vivos que, cuando son administrados en cantidades adecuadas, confieren beneficios para la salud del huésped. "Entre estos beneficios está el mantenimiento de una flora intestinal sana", explica Domingo Carrera. Para que sean efectivos, deben ser tomados en las cantidades adecuadas y bajo supervisión médica. Cuantas más cepas de microorganismos tomemos, más reforzada saldrá la flora intestinal, en palabras del especialista de CMED.
- Incrementar la ingesta de yogurt, kéfir o kombucha. Son alimentos que tienen un proceso de fermentación propio, lo que hace que contengan bacterias beneficiosas vivas en el momento de consumirlas.
- Aumentar el consumo de frutas, verduras y cereales integrales. Tienen un aporte adecuado de fibra dietética que al llegar al intestino es fermentada y estimula la multiplicación de bacterias beneficiosas.
- Evitar los azúcares refinados industriales. El azúcar por sí mismo puede favorecer que se desarrolle una inflamación crónica de los tejidos, que puede terminar dañándolos.
- No tomar en exceso grasas saturadas y las grasas trans. Afectan a la capacidad de defensa del sistema inmunológico favoreciendo la agresión de agentes patógenos externos.