El 22 de julio se celebra el Día Mundial del Cerebro. Para conmemorar esta fecha, hablamos con la doctora Celia Pérez Sousa, neuróloga especialista en demencias y colaboradora de la Sociedade Galega de Medicina Interna (SOGAMI) sobre qué son las demencias, cómo podemos detectarlas y si es posible retrasar su aparición.
Para empezar, la Dra. Pérez define demencia como "pérdida de capacidades cognitivas que ocurre habitualmente de manera lentamente progresiva". La entidad más representativa sería la enfermedad de Alzheimer. Se afecta no solo la memoria, también el lenguaje, razonamiento, la conducta y la capacidad de resolver problemas del día a día, primero complejos y luego tan sencillos como por ejemplo sentarse en una silla.
De manera constante este deterioro conlleva una pérdida de funcionalidad y una progresiva dependencia, al principio para tareas complejas, pero luego para las más simples, como el aseo o vestirse. Es esta afectación funcional la que establece el diagnóstico de demencia.
Tipos de demencias
En cuanto a las demencias más comunes, la doctora explica que la más frecuente es el Alzheimer, que supone un 60-70% de todos los casos. Por tanto, Alzheimer y demencia no son sinónimos, y aunque en ciertos aspectos todas se parecen, es a través de la información clínica, la exploración neurológica y las pruebas complementarias (como análisis, TAC, resonancia...) que se llega al diagnóstico del tipo de demencia con una alta seguridad a día de hoy.
La segunda causa en frecuencia sería la demencia vascular, que aparece incluso tras un único ictus si se afectan áreas del cerebro relacionadas con la cognición y la conducta. Un ictus puede ser un antes y un después en la capacidad cognitiva del paciente.
Hay otras demencias degenerativas además del Alzheimer que estarían provocadas por muerte neuronal aunque son menos conocidas como la demencia con cuerpos de Lewy o las frontotemporales, en las que se ven afectadas la conducta y la personalidad de forma que pueden parecer al principio enfermedades psiquiátricas. No todas las demencias son irreversibles. Hay que ser exhaustivo en su estudio porque puede ser que haya causas que se puedan revertir. Esto es especialmente importante en los cuadros de demencia agudos. Es fundamental identificar cuándo podemos tener una demencia potencialmente tratable e incluso reversible.
Edad y prevención
La especialista aclara que son enfermedades asociadas a la edad. A partir de los 65 años aumenta la incidencia. Se multiplica por dos cada 5 años. A partir de los 85 años 1 de cada 4 personas padece enfermedad de Alzheimer.
A pesar de la creencia generalizada, la aparición de nuevos casos de Alzheimer parece que empieza a disminuir y la explicación está en el mejor control de los factores de riesgo cardiovascular ya que existen evidencias de un componente neurovascular en la enfermedad.
Un mejor control de la diabetes, la hipertensión, el colesterol, evitar el sedentarismo y la obesidad, tratar la sordera o la pérdida visual en los mayores, detectar y tratar la depresión y el aislamiento social, estimular la actividad mental, podrían prevenir el Alzheimer.
En este sentido, se llevan a cabo múltiples estudios de intervención como el conocido FINGER, con adultos mayores cognitivamente sanos que observan el impacto de diferentes tipos de dieta, ejercicio físico y actividad cognitiva así como social. Los resultados son favorables en los grupos que mejor cumplen las pautas.
En cuanto a si hay dietas mejores que otras lo que importa es una dieta equilibrada, que minimice el consumo de grasa insaturada, de alcohol y que ayude a mejorar el control de los factores de riesgo vascular.
Otro aspecto de importancia es la reserva cognitiva. Las personas que han mantenido una actividad intelectual intensa tienen una reserva neuronal que de alguna forma las protege, haciendo que la enfermedad tarde más en manifestarse.
Papel de los internistas
Las demencias son una enfermedad muy prevalente que afecta a un grupo de edad que tiene además otras patologías y que va a ser atendido por un internista en algún momento. Van a jugar un papel fundamental en un doble aspecto: el primero sería ante una sospecha diagnóstica dirigiendo los estudios básicos para detectar demencias tratables y derivando al neurólogo cuando sea preciso. Y el segundo y más importante, está en relación con el abordaje holístico inherente a su disciplina, en la que se ve al paciente como un todo y no como una suma de enfermedades. Puede llegar a ser necesario suprimir tratamientos innecesarios y/o que generen interacciones.