El 80% de las de las personas con enfermedad mental está en paro, siendo este el colectivo de personas con discapacidad con mayor tasa de desempleo. Estas personas tienen capacidad para trabajar, al igual que el resto de personas, con un apoyo y orientación adecuada según su enfermedad. Muchas de las personas que padecen una patología relacionada con la salud mental cuentan con las mismas capacidades que una persona que no la padece.
Estas son las conclusiones de la jornada celebrada en Vitoria "Empleabilidad de las personas con enfermedad mental: cumplimiento de la LISMI" (antigua LISMI – Ley de Integración Social de los Minusválidos) la Ley General de Discapacidad).
La jornada ha sido organizada por la Red de Salud Mental de Araba, la Asociación para la investigación en trastorno mental severo (Psisenda) y la Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (ASAFES). Además, ha contado con la colaboración del Gobierno Vasco (Departamento de Empleo y Políticas Sociales, Lanbide-Servicio Vasco de Empleo y Departamento de Salud), la Diputación Foral de Álava, la Cámara de Comercio de Álava y Janssen.
La jornada ha reunido a varios empresarios que han conocido los mecanismos de inserción laboral y oportunidades de empleo para personas con enfermedad mental, así como la capacidad real y efectiva que tiene este colectivo en el mundo laboral.
Durante la inauguración del acto, la consejera de salud, Nekane Murga, ha resaltado que "el trabajo es un elemento nuclear de nuestras vidas, y no cabe duda de que el colectivo de personas con trastorno mental grave es uno de los que más dificultades tienen a la hora de acceder de forma normalizada al mundo laboral". Por ello, ha explicado que, de cara a mejorar la situación, "el Departamento de Salud ha propuesto la creación de una mesa interinstitucional, que se constituirá este próximo mes de diciembre, para elaborar una estrategia conjunta contra la lacra que supone el estigma que recae en las personas con trastorno mental grave".
En este sentido, la gerente de la Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (ASAFES), Vanesa Vadillo ha subrayado que "enfermedad mental y estigma van de la mano. Se observan muchos miedos del empresariado para dar oportunidades laborales a este colectivo. Existe mucha desinformación sobre la enfermedad mental. Esto conlleva que más del 80% se encuentra en situación de desempleo. Es el colectivo con discapacidad con mayor tasa de desempleo".
Desde ASAFES se ha recalcado "la capacidad" de las personas con enfermedad mental "porque pueden trabajar al igual que otras con apoyo adecuado". De esta forma, Vadillo ha destacado que desde ASAFES, por ejemplo, ofrecen "un proceso de inserción laboral controlado y en colaboración con la red de salud mental, para garantizar el buen estado del trabajador y para un buen funcionamiento, aumentando así las opciones de éxito en la inserción laboral".
Así mismo, Vadillo ha recordado que las empresas "tienen una serie de obligaciones legales y para poder cumplirlas cuentan con el apoyo de ASAFES". Por su parte, el coordinador de Psisenda y jefe de Servicio del Hospital Psiquiátrico de Álava, el Dr. Edorta Elizagárate, ha lamentado "la dificultad de acceso al mundo laboral, que es una de las más importantes desventajas sociales que sufren con frecuencia las personas con enfermedad mental grave" y ha destacado que "en la mayoría de los casos estas personas desean encontrar un trabajo".
Según ha evidenciado, el trabajo "aumenta las habilidades sociales, mejora vida social y nuevas amistades, aprendizaje de nuevas habilidades, autonomía económica, mejora de la autoestima y estructuración de la vida cotidiana".
Así, ha hecho hincapié en "la valía de las personas con enfermedad mental y los programas de trabajo con apoyo para la inserción laboral", que según ha detallado, "obtienen mejores resultados en comparación con el resto de intervenciones de rehabilitación laboral".
Por último, el especialista ha reivindicado que "los servicios de salud mental, en colaboración con el personal social y sanitario y otros grupos locales relevantes, deberían facilitar el acceso a las oportunidades de trabajo, incluyendo un abanico de modalidades de apoyo adaptadas a las diferentes necesidades y a las habilidades de las personas con enfermedad mental grave".