Mayoritariamente (59,1%) los adolescentes y jóvenes españoles de 16 a 34 años consideran al cannabis una sustancia bastante o muy peligrosa. Y sólo el 14% de ellos consideran que su consumo acarrea pocos o ningún problema.
Sin embargo, y a pesar de esta percepción del riesgo, un 45,5% de adolescentes y jóvenes cree que debería permitirse a los adultos su consumo privado; el 14,5% opina que debería permitirse su consumo, incluso público, sin ninguna limitación; y el 2,7% cree que debería estar permitido su consumo a cualquier persona y en cualquier circunstancia. Por el contrario, un 26% considera que debería prohibirse y sancionarse su consumo incluso en privado.
Estos son algunos datos del estudio "Tendencias de cambio en la representación del cannabis. La perspectiva de adolescentes y jóvenes españoles" presentada hoy en Madrid. La investigación ha sido elaborada, gracias a la financiación de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un centro privado e independiente creado por la FAD.
El estudio ha sido elaborado mediante una encuesta online a 1.205 jóvenes entre 16 y 34 años en tres franjas de edad (16-24 años, 25-30 años y 30-34 años). Además se ha complementado con tres grupos de discusión.
Entre otros temas, la investigación analiza porcentualmente en qué grado los adolescentes y jóvenes españoles aceptarían un proceso de legalización/regulación del cannabis; cómo se valora el riesgo de su consumo; la opinión sobre los clubes/asociaciones cannábicas; qué medidas de enfrentamiento demandan de manera prioritaria; o qué fórmulas propondrían para su venta, consumo y cultivo. También se realiza una tipología de los adolescentes y jóvenes españoles en virtud de su posicionamiento frente al riesgo percibido y su posición de rechazo o apoyo de un hipotético proceso de liberalización.
La rueda de prensa ha sido ofrecida por el director general del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud y de la FAD, Ignacio Calderón y por la coordinadora del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Anna Sanmartín, acompañados por el director técnico del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud y de la FAD, Eusebio Megías.
La peligrosidad percibida y la visión de los riesgos
Como ya hemos apuntado, en términos generales, el cannabis se considera mayoritariamente una sustancia peligrosa. Sólo un 14% minimiza su riesgo o peligrosidad, frente a casi un 60% que cree que es bastante o muy peligrosa. Sin embargo, el nivel de riesgo está muy matizado según el tipo de consumo: probar, consumir fines de semana o consumir a diario.
El consumo diario es considerado como fuente de problemas por el 63% de adolescentes y jóvenes y sólo el 9,8% piensa que el consumo, en general, es inocuo para las personas que están sanas.
El 15% considera que el consumo esporádico puede causar problemas, mientras que el 27% cree lo mismo del consumo en los fines de semana, aunque sea habitual. Además, una proporción similar (28%) opina que el consumo frecuente no tiene por qué crear problemas.
Los problemas que se consideran más probables son los de tipo legal y los asociados al trabajo y/o los estudios; salvo cuando se observa a consumidores o consumidoras que ya se considera que tienen problemas con el cannabis, situación en la que se destacan los problemas de relación con personas cercanas (familia, amigos, pareja).
A pesar de que se interpreta que el consumo en adultos de cannabis está fundamentado en razones de decisión personal, se entiende que los motivos iniciales son sociales, y en torno al ocio. Así, el 53% de los jóvenes afirma que un motivo iniciático de consumo de cannabis es que sea compartido en el grupo de amigos, mientras el 49% señala que se consume para divertirse y pasarlo bien.
Consideraciones legales del consumo, venta y cultvio de cannabis
Según la investigación, cuando preguntamos a los adolescentes y jóvenes sobre su consideración de las actuales leyes de control del consumo de cannabis, el 13% de los encuestados de los considera que son adecuadas; un 24% cree que deberían suavizarse; y el 15% considera que deberían abolirse totalmente. El 23% piensa que deberían ser aún más duras.
En lo que se refiere a las sanciones administrativas por consumo público la distribución es similar: frente a un 22% que cree que deberían ser más duras, el 12% piensa que son adecuadas, el 21% que deberían suavizarse, y el 16% que deberían abolirse.
En general, sumando las posiciones similares, un 39% de jóvenes son partidarios de que se aumente la permisividad de las leyes (37% en el caso de las sanciones), frente a un 23% que apuesta por su endurecimiento (24% en el caso de las sanciones).
Resulta muy revelador también que cerca de la quinta parte del total del colectivo dice no conocer dichas leyes (19%) o las sanciones administrativas por consumo público (22%).
En cuanto a las opiniones de los adolescentes y jóvenes sobre la venta y el consumo de cannabis, van muy paralelas. Quienes tienden a una postura más permisiva respecto al consumo defienden la misma tendencia respecto a la venta.
Concretamente en cuanto al consumo, el 60% de los jóvenes españoles serían partidarios de permitir el consumo aunque con matices: El 45,5% permitiría su consumo solo a adultos y en privado, el 14,5% lo permitiría sólo a adultos en público y en privado; y sólo el 2,7% permitiría su consumo a cualquier persona en cualquier circunstancia. El 26% aboga por una prohibición total.
Respecto a la venta, la mayoría (53,6%) apuesta por permitir su venta controlada en farmacias o sitios autorizados. Son mucho menores los porcentajes de quienes piensan que debería permitirse su venta a adultos sin limitaciones (8,6%) o la venta a cualquier persona sin ninguna limitación (1,3%). Un significativo 28,5% cree que debería prohibirse completamente su venta.
Acerca del cultivo, el 64,5% se muestra partidario de permitirlo con distintas fórmulas frente al 27% que se posiciona en contra.
Cannabis camino a la normalización
Los discursos de los adolescentes y jóvenes españoles en torno a la percepción social del cannabis siguen su camino de normalización. Cada vez son más los que ven el cannabis como una sustancia accesible, cercana y visible; tolerada e integrada en espacios de ocio; e incluso connotada como "sustancia natural" frente a otras sustancias consideradas químicas y "manipuladas".
En este sentido, como ocurre con el alcohol y el tabaco, los adolescentes y jóvenes consideran que el consumo de cannabis cumple muchos patrones de consumo social. Incluso es considerada, por una parte importante de los jóvenes, menos peligrosa que consumos socialmente aceptados, como el del alcohol (cuyo riesgo se considera mayor) o el tabaco (que se asume más dañino).
El 42% de los jóvenes cree que consumir alcohol cuando se sale conlleva más problemas que consumir cannabis, y el 48% que el consumo en días laborables de alcohol es más problemático que el de cannabis; frente al tabaco, casi el 27% del colectivo cree que fumar cannabis implica menos problemas de salud que fumar tabaco.
En línea con la tendencia a la normalización social del cannabis, casi la mitad de los jóvenes (el 44%) considera que quienes consumen esta sustancia son personas corrientes sin una definición más específica. Otros calificativos atribuidos con menor énfasis se refieren a que son personas que buscan pasarlo bien (30%), que quieren vivir sensaciones diferentes (26%), o influenciables (24%), sin duda el calificativo que supone un mayor juicio de valor negativo. Además, más de la mitad del colectivo (53%) no cree que su opinión sobre un amigo o amiga variase si empezara a consumir cannabis. El 35% sí tendría una opinión peor de ese amigo o amiga.
Los clubes cannábicos
Otro tema que aborda la investigación es la consideración por parte de los adolescentes y jóvenes acerca de las asociaciones o clubes cannábicos. Desde los discursos, la opinión mayoritaria es favorable, aunque hay significativos porcentajes que los desconocen.
Un 56% se muestra partidario o tolerante al respecto: Algo más de la cuarta parte del total de jóvenes considera que los clubes o asociaciones cannábicos son una buena iniciativa, que permite un consumo controlado y responsable y un 30% dice que no le molestan.
Por el contrario, el 22,4% cree que deberían prohibirse o que no deberían tolerarse porque son una fórmula para burlar la ley.
Tipologia de los jóvenes españoles frente al cannabis
El estudio también realiza una tipología de los adolescentes y jóvenes españoles en virtud de su posicionamiento frente al riesgo percibido y su posición de rechazo o apoyo de un hipotético proceso de liberalización.
El primer grupo, que representaría al 28% de los jóvenes de entre 15 y 34 años, sería el de aquellos que minimizan los riesgos y piden activamente la liberalización. Se caracteriza por cierta relativización de la gravedad de los problemas y la peligrosidad del cannabis, y también de su accesibilidad. Personas partidarias de la liberalización, aunque no de las iniciativas de promoción y difusión específica del cannabis o productos asociados.
El segundo (23%) es el de aquellos que relativizan los riesgos y no se oponen a la liberalizacion. Es el grupo que se muestra más contundente en la apuesta por la normalización social del cannabis, así como por la liberalización de las normas al respecto. Posición de máxima relativización de los riesgos, los problemas y su posible importancia; y cercana a los consumos.
En tercer lugar (representando al 26% de los jóvenes) estarían aquellos que subrayan los riesgos pero aceptan una regulación controlada. Distancia tolerante y abierta. Personas que hacen hincapié en la gravedad de los problemas del consumo de cannabis, pero que también se muestran cercanas a ciertos grados de regulación controlada, y a la tolerancia de los espacios de consumo, cultivo e intercambio de cannabis. En cierta manera, grupo híbrido entre el primero y el cuarto.
Finalmente, el cuarto grupo (23%) representa a aquellos que enfatizan los riesgos y se oponen frontalmente a la liberalización. Grupo más extremo en su posición frontal contra el cannabis, desde todas las perspectivas: enfatizando y maximizando riesgos y problemas, oponiéndose a cualquier tipo de liberalización legal o social, y negando la aceptación de la sustancia.