Para preservar la salud mental durante el confinamiento es fundamental mantener un estilo de vida saludable

"Tener una alimentación sana, seguir unos horarios de sueño, e intentar hacer un mínimo de ejercicio físico es fundamental para cuidar la salud mental"

Estamos a punto de cumplir dos meses de confinamiento por la emergencia sanitaria derivada de la pandemia de coronavirus. Dos meses de parón y encierro que han supuesto una alteración brusca de nuestras costumbres y rutinas, un hecho que puede afectar en mayor medida a determinadas personas que pueden llegar a presentar problemas de salud mental en el presente o en el futuro.

"El alargamiento del confinamiento en el tiempo puede agravar la situación. Veremos si este malestar generalizado, de alguna manera esperable, cristaliza en la aparición de un mayor número de dificultades de salud mental. Quizá tengamos que esperar a la recuperación de la actividad normal para ver el impacto real de estas dificultades en el funcionamiento de las personas. Y no hay que olvidar que la crisis sanitaria actual traerá en el futuro consecuencias de índole socioeconómico que impactarán también en nuestra salud mental", afirma Cristina Otero, coordinadora del centro de día de Aravaca de Madrid, perteneciente a la red pública de atención social a personas con enfermedad grave de la Comunidad de Madrid, gestionado por la Línea de Rehabilitación Psicosocial (LRHP) de Hermanas Hospitalarias.

Para esta profesional, en el caso de las personas que no presentaban dificultades de salud mental previas a la crisis del coronavirus, lo más habitual será encontrar "trastornos adaptativos propios de un deficitario manejo de la situación estresante, y trastornos emocionales (ansiedad, depresión)". En el caso de aquellas personas que hayan vivido directa o indirectamente situaciones traumáticas (contagiados, ingresados en hospitales, familiares de fallecidos, personal sanitario, cuidadores, personal asistencial, de limpieza, seguridad, etc.), por su parte, podrían darse otros cuadros "como trastornos de estrés agudo y postraumático o duelo patológico".

En ese sentido, serán aquellos profesionales que han estado más expuestos al contagio (personal sanitario, sociosanitario, trabajadores de tiendas de alimentación, auxiliares de limpieza o seguridad, etc.), "aquellos a los que aplaudimos cada día desde nuestros balcones", los que tengan más probabilidades de sufrir algún problema de salud mental. También aquellas personas que han estado afectadas por la enfermedad y sus familiares. "El contacto directo con situaciones más estresantes o traumáticas puede aumentar el riesgo de desarrollar algún problema de salud mental", añade.

La portavoz de la LRHP también cita a otro colectivo especialmente vulnerable: los desempleados que están viviendo el confinamiento en soledad: "recientes estudios muestran que aquellas personas de entre 18-40 años que están cumpliendo el confinamiento viviendo solas y/o están en situación de desempleo, pueden tener peor afrontamiento emocional de esta situación".

Estilo de vida saludable para una buena salud mental

Para evitar en la medida de lo posible que nuestra salud mental se deteriore tras casi dos meses encerrados, lo principal para David García Castro Díaz, psicólogo del mencionado centro, es mantener un estilo de vida saludable. "Tener una alimentación sana, seguir unos horarios de sueño, e intentar hacer un mínimo de ejercicio físico es fundamental", afirma. Pero tan importante como los cuidados físicos son los cuidados mentales, algo para lo que resulta "imprescindible" tener alguna rutina de actividades: "Se trata de decidir a qué quiero dedicar mi tiempo y gestionarlo de una forma sencilla pero comprometida con lo quiero para mí mismo. Además de esto, el apoyo social es fundamental y es muy beneficioso mantenernos conectados a los otros para poder canalizar todo el malestar y seguir recibiendo afecto en estos momentos".

Otro problema añadido para nuestro bienestar mental puede llegar con la vuelta a la nueva normalidad que nos deje la pandemia. El ansiado momento de volver a las calles seguramente se producirá en unas circunstancias extraordinarias, casi de escenario de serie distópica (mascarillas, guantes, distancia de seguridad, límites de aforo…). "Sin duda debemos prepararnos para que al menos a corto plazo las cosas no sean como las conocíamos, y para lo que conlleve adecuarnos a las normas que las autoridades nos vayan pidiendo, a las situaciones a las que nos vamos a tener que ir enfrentando en la desescalada", concede Castro, que considera que sólo entendiendo la situación, sin caer en el dramatismo y consumiendo información veraz, "podremos planificar las medidas de protección que necesitaremos, adecuar las expectativas, resolver los problemas que puedan surgir y así mantener una sensación de control de la situación en la que podamos estar".

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