En los últimos 8 años, se duplica el porcentaje de pacientes con psoriasis, diagnosticados también de ansiedad o depresión. Y es que a pesar de que la artritis psoriásica está considerada una de las principales comorbilidades de la psoriasis, la salud mental es otra área muy relacionada con la evolución general de este tipo de paciente. De hecho, en los últimos años, su impacto a raíz de la pandemia ha quedado patente en los pacientes con esta enfermedad inmunomediada. Concretamente, en 2014, el 11% de los pacientes con psoriasis tenía también un diagnóstico de ansiedad o depresión, pero con la llegada de la pandemia a partir de 2020, este porcentaje alcanza el 20%.
Este cambio de tendencia es lo que ha detectado Cegedim Health Data España, empresa especializada en tecnología y servicios de datos, con motivo del Dia Mundial contra la Psoriasis, una enfermedad que afecta a 1 de cada 34 españoles (2,69%, según datos de UNiMiD) y que va más allá de un simple problema cutáneo. De hecho, aunque popularmente se considera una enfermedad de la piel, la psoriasis es en realidad una enfermedad crónica inflamatoria immunomediada (IMID), que cursa en brotes, con fases de exacerbación y remisión.
El estrés suele ser un factor desencadenante de dichos brotes, por lo que no es de extrañar que la psoriasis esté ligada a una salud mental en riesgo. Precisamente en esta línea y según datos extraídos de THIN® (The Health Improvement Network), una base de datos de la mencionada compañía con casi 2 millones de historiales clínicos completos de pacientes españoles, los expertos detectan también que en 2020-2021 se registra un pico de diagnósticos de psoriasis (más del doble en relación a 2014), y crecen de manera correlativa los diagnósticos de depresión y ansiedad.
"Nuestra sospecha es que este aumento puede tener relación de alguna forma con los efectos físicos y psicológicos que provocó la pandemia, y de lo que ya alertábamos en 2021", comenta el Dr. Carlos Iglesias, director médico de la compañía. Los diagnósticos de estrés por ansiedad aumentaron un 40% en España, de 2019 a 2020. "No obstante, más allá de las consecuencias de la pandemia, el estigma social y la falta de autoestima que con frecuencia viven muchos pacientes debido a las lesiones que sufren en la piel, suelen ser otros ingredientes desencadenantes de problemas de ansiedad o depresión. Ello, sumado a su cronicidad y a que los tratamientos de primera indicación suelen ser tópicos, en formato crema o espray, con un efecto más local y cuya eficacia está condicionada a la adherencia del paciente al tratamiento, acaban generando un sentimiento de frustración y ansiedad en los pacientes que la sufren", añade Iglesias.
Cambios de tendencia también a nivel de tratamiento
A pesar de que los tratamientos tópicos siguen siendo mayoritarios y los usa un 58% de los pacientes con esta dolencia, su prescripción cae un 24% en los últimos 8 años, pasando de ser el tratamiento de elección para 3 de cada 4 pacientes, a serlo para menos de 2 de cada 3 pacientes. En contraposición, los tratamientos sistémicos casi triplican el porcentaje de pacientes que los usa (de un 5,4% a un 13,1%).
"El auge de los tratamientos sistémicos puede deberse a múltiples factores, no obstante, parece lógico pensar que la primera razón detrás de este aumento en las prescripciones es su mayor potencia y eficacia. Cada vez más pacientes con psoriasis moderada o grave reciben tratamientos sistémicos, en lugar de tratamientos tópicos, buscando una acción terapéutica más contundente, si bien deberemos tener en cuenta los efectos secundarios" concluye el Dr. Iglesias.