Saltar de dieta en dieta es un gran predictor de ganancia de peso a medio y largo plazo y que interfiere de forma muy negativa en nuestra salud mental y bienestar general. Cuando estamos siempre a dieta, de alguna manera estamos tomando un atajo en lugar de centrarnos en la ardua tarea de la construcción de hábitos adecuados o de darnos la posibilidad de indagar y de resignificar porque mantenemos esta conducta. Debemos huir de los mensajes simplistas que relacionan la dieta con si tenemos o no fuerza de voluntad y poner a la salud y a la alimentación de la mano del autocuidado responsable, sumando pequeños progresos repetidos día tras día.
Estas declaraciones han sido realizadas por la Leila Pérez, nutricionista del Hospital Vithas Vitoria, quien ha subrayado que "hay que reconocer que el cambio de hábitos no es fácil". "Sin embargo, hoy en día gracias a la neurociencia y a la psicología de la alimentación, sabemos mucho acerca de los mecanismos sobre cómo se crean, se instauran y se mantienen los hábitos; lo cual nos permite implementar herramientas y estrategias psicoeducativas en el campo de la alimentación que resulten lo más efectivas posibles para cada persona".
En este contexto, la nutricionista ha explicado que "tenemos que contextualizar la alimentación dentro del conjunto de los determinantes de la salud y que se pueden sintetizar en tres grandes grupos: los factores genéticos, los del entorno y los del estilo de vida. En este último podemos destacar los beneficios de la alimentación y también los de la actividad física, la gestión emocional o la calidad del sueño".
"Es importante aprender a llevar una alimentación y un estilo de vida saludable. Esto nada tiene que ver con dietas restrictivas de control de peso, que generan frustración, efecto rebote, mala relación con la imagen corporal, baja autoestima y mucho estrés", ha especificado.
En esta línea, ha insistido en que "sustituir el concepto de dieta tal y como la usamos, por un trabajo comprometido con el cambio de hábitos de alimentación y de estilo de vida, potenciando nuestro autocuidado, es la alternativa que tenemos para salir de la rueda del hámster". "Sin olvidar que comer es mucho más que cubrir una necesidad fisiológica y que nuestro comportamiento alimentario y hábitos adquiridos están relacionados con múltiples factores como nuestra cultura, nuestro ambiente, nuestras necesidades personales y en última instancia con nuestra historia personal". "Es importante valorar ayuda y dejarse acompañar por un profesional de la nutrición para que pueda valorar la situación particular y enseñar cómo puedes alcanzar unos buenos hábitos alimentarios y de estilo de vida. Sin lugar a dudas, la personalización es la clave", ha agregado.
La especialista ha destacado que "muchas veces relacionamos una mala alimentación sólo con el sobrepeso y la obesidad, olvidando que favorece el desarrollo de múltiples enfermedades que a su vez acarrean más problemas de salud. El dietista-nutricionista, es un profesional sanitario con titulación universitaria, cualificado para implementar, pautar y planificar la alimentación de las personas que presentan una patología y también de aquellas que desean mejorar su calidad de vida y prevenir enfermedades".
La consulta de nutrición
Leila Pérez ha subrayado que "hay personas que se sienten abrumadas con tanta información y ya no saben que es lo que tienen que hacer y otras si saben, pero descubren que no es tan fácil llevarlo a la práctica en solitario". "En ambos casos, acudir a la consulta de nutrición puede ser de gran ayuda para tratar de forma individualizada aspectos sumamente prácticos como organizar el menú semanal según tus gustos y horarios, saber qué comprar, cómo cocinar, cómo gestionar la vida social, cómo comer de forma consciente o desterrar mitos, entre otros asuntos, puede ser la mejor inversion en salud," ha apostillado.
"Los profesionales podemos enseñar a comer, a mejorar la composición corporal, a asesorar sobre la alimentación en diferentes etapas de la vida como el embarazo, la lactancia materna, la menopausia o la vejez. Ayudamos a mejorar el rendimiento deportivo, tener buena relación con la comida, ayudar en problemas digestivos, adecuar la alimentación a una patología existente como hipertensión e hipercolesterolemia, entre otras".