Coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Tiroides, el Dr. Sergio Donnay, coordinador del Grupo de Trabajo de Déficit de Yodo y Disfunción Tiroidea de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), ha afirmado que "como muchos síntomas tiroideos recuerdan a cambios físicos y emocionales propios del embarazo (cansancio, somnolencia, aumento de peso, dolores musculares, etc.) las disfunciones tiroideas pueden pasar inadvertidas, con los riesgos que ello conlleva".
"Las mujeres con problemas tiroideos pueden tener un embarazo sano y sin riesgos para sí mismas o para su bebé si consultan a tiempo a su médico, se someten a los exámenes y pruebas que éste determine y siguen el tratamiento que les conviene", ha añadido el Dr. Donnay.
Se estima que entre el 2% y el 3% de las embarazadas padecen hipotiroidismo leve y que entre el 0,3% y el 0,5% padecen hipotiroidismo grave. Según el experto, el 85% de casos son consecuencia de la enfermedad de Hashimoto, en la que el sistema inmunitario ataca por error la glándula tiroides y la destruye progresivamente.
La deficiencia de yodo (esencial para la producción de hormonas tiroideas) es la otra causa principal de hipotiroidismo en la mujer. Por otro lado, un tratamiento inadecuado del hipertiroidismo o una cirugía de tiroides pueden provocar hipotiroidismo.
Una embarazada con hipotiroidismo tiene mayor riesgo de aborto espontáneo, anemia, preeclampsia, desprendimiento de placenta y hemorragia posparto. En el bebé, conlleva mayor riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer y problemas de desarrollo y aprendizaje.
Debido a los claros riesgos que supone, algunos expertos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) recomiendan el cribado a todas las mujeres embarazadas en la novena semana del embarazo o bien en la primera consulta. Otros expertos sugieren que solo se someta a ese cribado a mujeres en situación de alto riesgo.