Al combinar y comparar información demográfica, médica y socioeconómica de una amplia muestra de la población, los profesionales de la salud identificarán mejores patrones, factores de riesgo y correlaciones, que contribuirán a un mejor entendimiento de las enfermedades mentales y a la mejora de la práctica clínica psiquiátrica.
Estas afirmaciones han sido realizadas por el Dr. Javier Mar, epidemiólogo miembro del Grupo de Epidemiología Psiquiátrica de la Sociedad Española de Epidemiología durante la sesión magistral "¿Qué podemos aportar desde la epidemiología a la salud mental?", que el especialista ha impartido en la primera sesión de la XXI Reunión de la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría que se celebra en Bilbao.
El especialista sostiene que "se debe combinar el enfoque tradicional del trabajo del investigación con muestras clínicas con los resultados que se pueden obtener en las bases de datos poblacionales de los servicios de salud basadas en la historia clínica electrónica (Real-World Data)". "Un aspecto específico de la historia clínica electrónica de Osakidetza es el sistema de codificación automática de los episodios de consultas externas que permite conocer las enfermedades atendidas en consulta de psiquiatría", ha agregado.
En este contexto, ha puesto como ejemplo que dentro del proyecto europeo UPRIGHT se analizó la población de 0 a 30 años registrada en la base de datos de Osakidetza (620.000 individuos) para medir las enfermedades mentales. "Se estimó la incidencia (número de casos en función de la población) desagregada en 8 grupos que englobaban todas las enfermedades mentales y según sexo y nivel socioeconómico. La incidencia fue similar a la registrada en Dinamarca".
"El valor añadido de este trabajo, que no está publicado, es presentar las diferencias por nivel de renta. Los resultados mostraron una gran desigualdad por nivel socioeconómico ya que la incidencia fue entre 2 y 4 veces mayor en el grupo de nivel socioeconómico bajo. Las mujeres mostraron mayor depresión y ansiedad y los hombres más esquizofrenia, abuso de drogas y trastornos de conducta", ha descrito.
En esta línea, el especialista ha descrito que "la integración de las bases de datos tiene que respetar las leyes de protección de datos que exigen la anonimización completa para evitar conculcar los derechos de los ciudadanos".
El ejemplo de los países nórdicos
El epidemiólogo ha puesto como ejemplo los países nórdicos. "En Suecia, Noruega o Dinamarca se construyen a partir de los registros poblacionales nacionales de sanidad, mortalidad, educación, Hacienda y otras estadísticas de diferentes bases de datos anonimizadas pero que se pueden unir porque utilizan el mismo identificador de los individuos. Eso permite relacionar las enfermedades de los individuos y los tratamientos que reciben con su nivel educativo, su nivel de renta e incluso algunas características de sus padres. Esto es especialmente importante en salud mental por la relevancia de los determinantes sociodemográficos en la aparición de los trastornos mentales".
"Medir las desigualdades en salud es un requisito necesario para que los sistemas sanitarios traten de forma equitativa a los ciudadanos. Las bases de datos con información procedente de la historia clínica digital permiten poner en marcha sistemas de monitorización sistemática de forma sencilla", ha concluido.