Tras casi dos meses de confinamiento, es momento de hacer balance de todo lo que ha supuesto esta "pausa" a la que la sociedad se ha visto obligada. Más allá de los efectos en la población y en la economía, este parón en casi toda la actividad ha traído también algunas consecuencias positivas relacionadas con el medio ambiente.
Uno de los datos más significativos es aportado por SEUR de la mano de DPDgroup, grupo internacional del que forma parte, a través de su programa de medición de la calidad del aire en Madrid. La compañía ha hecho una comparación con los datos recogidos desde el 9 de marzo hasta el 27 de abril con los obtenidos durante el mismo número de semanas previas a la crisis del COVID-19, y los resultados son claros: se ha detectado una reducción del 40% de las partículas PM2.5 durante este periodo en la capital. Estas partículas de contaminación atmosférica, debido a su tamaño microscópico, son respirables y, por tanto, nocivas para el ser humano.
Atendiendo a los límites marcados por la OMS, antes del estado de alarma, en Madrid se registraban muchos valores por encima del máximo diario permitido (25 μg/m3) y ligeramente por debajo del objetivo anual (10 μg/m3), lo que suponía un nivel de contaminación relativamente alto, tanto en los valores medios como en los máximos. Sin embargo, durante el confinamiento la mayoría de valores han estado por debajo del objetivo de promedio anual, y muy pocos han superado el límite marcado por la OMS. Además, también se ha detectado una reducción drástica del número de puntos rojos en el centro de Madrid, especialmente fuera de la zona de Madrid Central. Sin embargo, todavía hay margen de mejora ya que, aunque el tráfico se ha reducido notablemente, estas partículas también son producidas por las calderas de gasóleo así como por las de carbón, aunque en menor medida.
La medición de la calidad del aire se realiza gracias a unos sensores instalados en tiendas Pickup, hubs urbanos y vehículos de reparto de la compañía que miden en tiempo real, calle por calle, la cantidad de partículas finas PM2.5 respirables.
Los datos recogidos durante estas semanas de confinamiento pueden servir como una prueba piloto de cara a valorar la puesta en marcha de regulaciones que tengan como objetivo prevenir el impacto en la salud pública de las partículas PM2.5.