El profesor Enrique Echeburúa, en la inauguración de la 46 Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, centrada en ‘Fiesta, consumos y drogas'

"Si una persona se ha hecho adicta a las redes sociales, la restricción brusca de su uso puede generar un síndrome de abstinencia"

La población joven es la más vulnerable, porque carece aún de un desarrollo emocional completo y su cerebro no ha terminado de madurar (lo hace a los 20-25 años)
Los "amigos" de Facebook no son más que meros "contactos". La vida on-line no puede ser en modo alguno un sustituto de las relaciones sociales cara a cara, que es lo que da sentido a la verdadera amistad
La Semana de Humanidades se celebra del 11 al 14 de febrero, en la Sociedad Bilbaina, cada día, a partir de las 18:30 h. Entrada libre y aforo limitado

Los salones de la Sociedad Bilbaina, en Bilbao, han acogido la inauguración de la cuadragésimo sexta Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao (ACMB), que este año tiene como tema central "Fiesta, consumos y drogas; ¿lo controlamos?". Tras la inauguración de la Semana de Humanidades, que ha corrido a cargo de Teresa Laespada, diputada foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de Bizkaia, y de Ricardo Franco Vicario, presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, la primera de las conferencias ha sido pronunciada por Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la UPV/EHU, quien ha abordado el "uso y abuso de internet y de las redes sociales: de la afición a la adicción".

Según ha manifestado, "las redes sociales constituyen un medio de comunicación interpersonal positivo siempre que se utilicen de una forma razonable. Pero un uso inadecuado de ellas presenta una serie de riesgos, especialmente para las personas más vulnerables, como los jóvenes y adolescentes". En concreto, el experto ha destacado que los riesgos más importantes son "la adicción a las redes sociales, es decir, la pérdida de control; la multitarea, lo que implica una pérdida de concentración en la tarea prioritaria que una persona está llevando a cabo; las conductas controladoras; la pérdida de la intimidad, con la confusión entre lo íntimo, lo privado y lo público; la falsificación de perfiles, es decir, la creación de identidades ficticias; y, en general, el empobrecimiento de la comunicación, si esta se limita a la relación on-line. Es decir, los mensajes, los emitoconos, los selfies, etc., no pueden en modo alguno sustituir al lenguaje verbal y extraverbal de la comunicación cara a cara y pueden dar lugar a malentendidos".

Señales del mal uso de internet

Algunas señales precoces de un mal uso de Internet o de las redes sociales que ha enumerado el catedrático de Psicología Clínica de la UPV/EHU son: "sentir una especial euforia cuando se está frente al teléfono inteligente; pensar en las redes sociales o en consultar el correo cuando se están haciendo otras cosas; mentir sobre el tiempo real que se está conectado a la Red; descuidar la vida real; dormir poco; estar inquieto; no cumplir los objetivos autoimpuestos de horas de limitación; pasar mucho tiempo solo en la habitación; utilizar el móvil en lugares inadecuados (baño, comida, deporte); y encender el ordenador o el móvil en momentos inapropiados (por ejemplo, en mitad de la noche)".

Adicción y síndrome de abstinencia

El experto ha afirmado que "si una persona se ha hecho adicta a las redes sociales, la restricción brusca de su uso puede generar un síndrome de abstinencia". Echeburúa ha caracterizado este síndrome como "conductas de irritabilidad, ansiedad, dificultades de concentración, pensamientos continuos en relación con los contenidos de la Red, etcétera". Todo ello, ha dicho, "interfiere negativamente en su vida cotidiana. En este sentido esta adicción es similar a la de las sustancias químicas".

"Abusar de Internet, es decir, estar enganchado diariamente muchas horas, hace proclive al usuario a hacer un uso inadecuado de la Red, como, por ejemplo, hacerse adicto a los videojuegos, a la adicción a las compras, al cibersexo o al juego de apuestas on-line", destacó el catedrático de Psicología Clínica de la UPV/EHU.

La población joven "es la más vulnerable, porque carece aún de un desarrollo emocional completo y su cerebro no ha terminado de madurar (lo hace a los 20-25 años)". Para el experto, "el riesgo es mayor si presentan algunas características de personalidad: impulsividad alta, búsqueda fuerte de emociones, baja autoestima, introversión y relaciones sociales o familiares pobres".

El profesor Echeburúa ha concluido su intervención en la Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao destacando que las personas jóvenes, "sobre todo las más tímidas y con inhibiciones sociales, se pueden encontrar más cómodas relacionándose por las redes sociales que teniendo una comunicación cara a cara, que les resulta más compleja. Pero deben saber que los ‘amigos' de Facebook no son más que meros ‘contactos' y que la vida on-line no puede ser en modo alguno un sustituto de las relaciones sociales cara a cara, que es lo que da sentido a la verdadera amistad".

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