La incontinencia urinaria es un motivo frecuente de consulta ginecológica. Aunque puede afectar a la población general, es un trastorno más frecuente en mujeres. Se estima que 1 de cada 4 mujeres padecerá pérdidas de orina en alguna etapa de su vida, incluso puede alcanzar a 2 de cada 3 a partir de los 60 años, mientras que entre los varones la presentan sólo 1 de cada 9.
En la mayoría de los casos, la incontinencia urinaria suele presentarse frecuentemente acompañada del síndrome de vejiga hiperactiva, una alteración que provoca un aumento de la frecuencia miccional y ganas repentinas e incontroladas de orinar. Estos trastornos suelen presentarse provocados por variaciones hormonales asociadas al inicio de la menopausia, o también pueden darse por los cambios que se producen en el embarazo y tras el parto.
A pesar de su alta incidencia, es un trastorno silenciado e infradiagnosticado. Las consecuencias que tiene en la calidad de vida de la mujer hacen que muchas veces se convierta en un tema tabú y no consulten a un especialista.
Sin embargo, se recomienda consultar al médico ante los primeros síntomas para tomar las medidas adecuadas. Si se detecta en sus fases iniciales y en casos leves pueden aplicarse diferentes medidas para favorecer su mejora. Cuanto más tiempo pase, existe un peor pronóstico de la incontinencia urinaria debido a factores como la edad, un mayor grado de incontinencia o mayor sintomatología miccional.
La incontinencia urinaria y la vejiga hiperactiva pueden afectar seriamente la calidad de vida de la mujer y condicionar su actividad diaria. Limitan su actividad física, afectan al descanso y la calidad del sueño, disminuyen la autoestima y pueden llegar a dificultar las relaciones personales.
Para mejorar el bienestar de las mujeres que padecen estos trastornos puede ser recomendable realizar ejercicios que ayuden a reforzar la musculatura de la zona del suelo pélvico, practicar regularmente ejercicio físico moderado y seguir una dieta equilibrada. También puede ser recomendable la toma de complementos alimenticios a base de especies vegetales que hayan demostrado ser de utilidad en casos leves o como apoyo a los tratamientos convencionales.
Una eficaz combinación de semillas de calabaza y extracto de germen de soja
Los complementos fitoterápicos pueden ser una de las primeras medidas no farmacológicas, unidas a la reeducación de la vejiga para abordar la incontinencia urinaria y la vejiga hiperactiva. De esta forma, en casos leves podremos ralentizar su progresión y con ello evitar la toma de tratamientos farmacológicos, que suelen conllevar efectos secundarios.
Las semillas de calabaza favorecen el fortalecimiento del suelo pélvico y los músculos del esfínter uretral y ayudan a relajar la pared vesical. Por su parte, las semillas de soja son ricas en fitoestrógenos que mejoran la funcionalidad de la mucosa uretral y ayudan a controlar la función urinaria.