La artrosis puede detectarse a cualquier edad pero el riesgo de padecerla es mayor cuanto más años tiene el individuo. Se suele detectar en los mayores de 50 años, siendo poco frecuente en los jóvenes.
Ambas enfermedades cursan con degeneración del cartílago articular pero, mientras que la artrosis no presenta inflamación de la articulación, la artritis sí cursa con dicha inflamación.
La diferencia básica estriba en que el reumatólogo diagnostica y trata las enfermedades reumáticas. El traumatólogo, o cirujano ortopeda, es un médico especialista en cirugía del aparato locomotor, cuya actuación principal se ciñe al tratamiento quirúrgico de las anomalías que aparecen en los tendones, huesos o articulaciones. Las lesiones que trata este especialista pueden ser debidas a traumatismos, a anomalías de nacimiento o a secuelas de distintos reumatismos u otras enfermedades que no han respondido de forma adecuada al tratamiento médico.
Los estudios más recientes están poniendo en evidencia que muchas enfermedades, no sólo las reumáticas, tienen un componente genético y, por lo tanto, hereditario. Desde hace años, se sabe que enfermedades como la espondilitis anquilosante, la gota, o algunas formas de artrosis, tienen un componente familiar significativo. No obstante, será preciso esperar algunos años para saber con certeza qué importancia puede jugar la herencia en las distintas enfermedades reumáticas.