El tratamiento tiene como objetivo controlar los síntomas durante el brote o episodio agudo de la enfermedad y controlar las recaídas. El tratamiento puede diferir de unos pacientes a otros en función de la gravedad y de las características de cada caso.
En esta página
Medidas generales
El paciente debe evitar los posibles factores desencadenantes, como son las infecciones (respiratorias o intestinales) y los antiinflamatorios no esteroideos. No existen recomendaciones dietéticas específicas, excepto seguir una dieta completa y equilibrada rica en fibra, ya que no se ha identificado ningún alimento nocivo en los pacientes ni que determine la aparición de un brote. Se recomienda evitar el estrés y dormir lo suficiente. Para aliviar el dolor y las diarreas se pueden prescribir antidiarreicos y espasmolíticos.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico se administra tanto en los brotes como en los periodos asintomáticos. En los brotes, se utiliza un tratamiento más activo e incluso un ingreso hospitalario. El tratamiento de mantenimiento intenta controlar las recaídas.
Existen diversas opciones de tratamiento que incluyen los corticoides, los inmunosupresores y los antibióticos. En el tratamiento de mantenimiento se suelen utilizar los derivados del ácido salicílico (5-ASA), como mesalazina.
Tratamiento quirúrgico
Se reserva para las complicaciones: perforación intestinal, hemorragia, fístulas, etc. También se puede recurrir a la cirugía en colitis ulcerosa grave, en la que mediante la extirpación completa del colon (colectomía), se cura la enfermedad. No se realiza de forma habitual y se reserva a casos graves en los que no hay respuesta adecuada al tratamiento médico.