El diagnóstico se basa en la identificación de los síntomas característicos, aunque se deben realizar las pruebas necesarias para descartar otras enfermedades digestivas, dependiendo de la edad del paciente y los síntomas que presenta.
Entre ellas se pueden incluir análisis generales y específicos de sangre, orina y heces; estudios radiológicos de abdomen, sin y con contraste, ecografía abdominal; y sigmoidoscopia/colonoscopia.