El diagnóstico de la epilepsia y de los trastornos convulsivos requiere investigar sobre los antecedentes de convulsiones recurrentes de cualquier tipo. El electroencefalograma (EEG) sirve para mostrar la actividad eléctrica del cerebro y puede confirmar la presencia de varios tipos de convulsiones, además de localizar la situación en el cerebro del origen de las convulsiones. El EEG, a menudo, puede ser normal entre convulsiones, por lo que puede ser necesario efectuar una monitorización prolongada con EEG. Puede ser necesaria la realización de una resonancia magnética del cerebro.