La esquizofrenia se ha venido tratando con medicamentos que bloquean la acción de una sustancia química llamada dopamina.
Estos medicamentos ayudan a controlar los pensamientos anormales, las alucinaciones, las delusiones y el pensamiento desorganizado de las personas que tienen esquizofrenia, pero tienen efectos secundarios que pueden incluir la disminución de la capacidad que la persona tiene para demostrar emociones, rigidez muscular, aumento de peso y temblores. Los medicamentos pueden causar otros efectos secundarios desagradables tales como movimientos inusuales de la lengua, la cara, los brazos y las piernas, lo cual se conoce como discinesia tardía. Rara vez, las personas que usan estos medicamentos también pueden desarrollar un síndrome peligroso llamado síndrome neuroléptico maligno, que puede causar un coma.
Actualmente, existen otros medicamentos que bloquean la sustancia química cerebral conocida como serotonina, además de bloquear la dopamina. Estos ayudan a controlar el pensamiento anormal, las alucinaciones, las delusiones y el pensamiento desorganizado que se asocian a la esquizofrenia y, además, mejoran el aislamiento social y la falta de emociones. Estos medicamentos nuevos tienen también efectos secundarios que es necesario controlar.
Existen otros tratamientos que pueden ayudar a la gente que tiene esta enfermedad, como la psicoterapia y la rehabilitación para desarrollar habilidades para relacionarse con los demás y para vivir independientemente.