Es importante que sepa que existen una serie de situaciones que motivarán que su médico decida comenzar a administrarle un tratamiento farmacológico:
- Niveles de ácido úrico >11 mg/dL, aunque usted no tenga un ataque de gota.
- Si usted está con un tratamiento quimioterápico para determinados cánceres, para prevenir las crisis agudas de gota.
- La presencia de tofos.
- La existencia de cuatro o más episodios de inflamación de las articulaciones (ataques de gota) al año.
Los fármacos empleados para el tratamiento son de dos tipos:
- Los inhibidores de la formación de ácido úrico (alopurinol).
- Los fármacos que aumentan la eliminación de ácido úrico (sulfinpirazona).
- Aparte de las medidas físicas, como el reposo y la aplicación de compresas frías en la articulación afecta, su médico le recomendará algún tipo de antiinflamatorio o le prescribirá colchicina .
- Si persiste el dolor después de cualquiera de los tratamientos anteriores, se puede añadir al tratamiento un analgésico; paracetamol o codeína son eficaces en el alivio del dolor, aunque no tienen efecto alguno sobre el curso del ataque agudo. En las personas con gota es aconsejable no tomar alcohol, hacer una dieta baja en purinas (carnes, caza, etc.) y procurar una ingesta hídrica elevada (dos litros al día).