Hay dos tipos de hemofilia: hemofilia A (algunas veces llamada hemofilia clásica) y hemofilia B (también conocida como enfermedad de Christmas). Ambas son causadas por la falta parcial o total de una de las proteínas de la sangre (llamadas factores) que controlan las hemorragias. La hemofilia A es debida a una deficiencia de factor VIII, y la hemofilia B es causada por una deficiencia de factor IX. No hay diferencia entre ambos tipos de hemofilia, excepto que la hemofilia B es aproximadamente cinco veces menos común que la hemofilia A.
Una persona nacida con hemofilia la tendrá durante toda la vida.
Las formas más graves de la hemofilia afectan casi solo a los hombres. Las mujeres pueden verse seriamente afectadas solo si el padre tiene hemofilia y la madre es portadora. Esto es extremadamente raro. No obstante, muchas mujeres que son portadoras presentan síntomas de hemofilia leve.
Las heridas son muy comunes en niños con hemofilia. Por lo general, una herida no es causa de alarma a menos que ocurra en la cabeza o el cuello de la persona, que la persona tenga dificultad para moverse, que la herida sea dolorosa, que la inflamación de la herida aumente o no desaparezca, o que haya entumecimiento o una sensación de picoteo en la herida. Si se experimenta cualquiera de estos síntomas, consulte a su médico o al centro de tratamiento de hemofilia más cercano.