El uso de equipos de aire acondicionado ha marcado un antes y un después en el confort de las personas durante los meses de calor, pero también ha tenido un importante impacto sobre la salud de quienes lo utilizan. De hecho, no sería exagerado responsabilizar al uso inadecuado del aire acondicionado del 40% de las consultas médicas de Atención Primaria durante el verano, causando un significativo absentismo laboral de estos meses de calor.
Los efectos sobre la salud
Es importante ventilar el ambiente de las casas con las ventanas abiertas de par en par durante 15 minutos, para que entre aire del exterior, tanto en verano como en invierno.
En la actualidad son muchos los hogares que tienen algún aparato de aire acondicionado y los lugares públicos, en España, cuentan en su mayoría con equipos de climatización centralizados. Incluso la industria del automóvil ha generalizado su uso en los vehículos.
El uso incorrecto de estos aparatos o con una intensidad inadecuada es casi una norma general, a pesar de que la legislación laboral y las indicaciones estrictas para su uso en los edificios públicos, que establecen como la temperatura más adecuada los 24º-26ºC.
Por otra parte, estos aparatos necesitan un mantenimiento adecuado. Es importante revisarlos cada año y proceder a limpiar los filtros, ya que estos pueden acumular gérmenes y hongos que pueden dañar la salud.
El uso incorrecto de los aparatos de aire acondicionado sin la adecuada revisión puede desencadenar resfriados, inflamaciones de garganta y de nariz, asma, infecciones respiratorias, problemas musculares, dolores de cabeza y problemas más graves, como la famosa legionelosis que cada año preocupa más a los científicos.
Es necesario prevenir estos problemas graves y seguir una serie de consejos sencillos de uso para evitar los inconvenientes leves. El primero es no dirigir los aparatos de aire acondicionado directamente sobre las personas. Ello supondría someter al organismo a corrientes perjudiciales y a cambios de temperatura bruscos. Tampoco es conveniente dormir con el aire acondicionado conectado aunque, si no puedes dormir, podrías poner en marcha un equipo de aire en una habitación colindante. Es el flujo de aire directo lo que puede causar daño sobre el durmiente.
Puesto que el consumo energético es también un problema añadido para el consumidor, una temperatura menos fría pero también confortable, de unos 26º C, puede reducir el coste económico de uso a la mitad.
No tiene sentido reducir mucho la temperatura y vestir prendas de abrigo, cuando se pueden adoptar ropas ligeras y utilizar temperaturas ambientales más razonables. Tampoco es una buena idea dejar las puertas y ventanas abiertas ya que, literalmente, estaremos "tirando" el aire acondicionado y nuestro dinero a la calle. Utilizar aparatos de aire acondicionado de alto rendimiento energético (clase A) es la mejor opción.
Los efectos sobre la salud
En el año 1976 apareció un brote de neumonía en un hotel de Filadelfia (EE. UU.) donde se celebraba una convención de la Legión Americana. Hubo fallecimientos y los científicos estuvieron un tiempo desconcertados. Las pruebas realizadas no revelaban la presencia de los microorganismos habituales causantes de neumonía. Se realizó una investigación sobre el edificio y el 18 de enero de 1977 se identificó una nueva bacteria, previamente desconocida, en la instalación de aire acondicionado del hotel. La bacteria se denominó Legionella pneumophila y enfermedad del legionario pasó a ser el nombre de este tipo de neumonía.
La bacteria Legionella se encuentra de forma natural en las aguas superficiales, incluida el agua potable, pero necesita temperaturas del agua de entre 20 y 55 grados centígrados para crecer. Los aparatos de aire acondicionado vaporizan el agua infectada en el ambiente y el aire contaminado llega por inhalación a los pulmones. Es habitual que cada año en verano se produzca algún brote de legionelosis cuyo foco suele ser una torre de refrigeración con un mantenimiento inadecuado.
El síndrome del edificio enfermo
Resfriado
La sequedad ambiental producida por el aire acondicionado también es un factor irritante que puede desencadenar molestias de nariz y garganta, sequedad o irritación en los ojos y problemas de piel. El cambio brusco en de temperatura corporal al entrar a un lugar frío desde uno caliente o viceversa puede producir un efecto "botijo" con exceso de sudoración que puede acompañarse de mareo.
Los pulmones también pueden quejarse del aire frío respirado y los bronquios se pueden irritar, lo que es especialmente grave en las personas con enfermedades pulmonares y en las que sufren asma. La contracturas musculares y la tortícolis también son producto de las corrientes de aire frío.
Los compresores de los aparatos de aire acondicionado generan calor y condensación de la humedad, lo que favorece la proliferación de hongos y otros microorganismos en sus estructuras que pueden ocasionar infecciones graves. Legionella pneumophila y los hongos Aspergillus son los organismos que más frecuentemente dan problemas en estos aparatos.
La enfermedad de los legionarios; una sorpresa inesperada
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como edificio enfermo al que tiene, al menos, un 20% de sus trabajadores con algún problema de salud. Este síndrome aparece principalmente en edificios cerrados en los que no se pueden abrir las ventanas y que cuentan con equipos de climatización para renovar el aire interior.
Los síntomas más frecuentes en el síndrome del edificio enfermo incluyen irritación de ojos, nariz y garganta, sequedad en las mucosas y en la piel, respiración alterada y ronquera, erupciones en la piel, dolor de cabeza, mareos y resfriados de repetición.
La falta de aire fresco que limpie el ambiente de tóxicos que provienen de los materiales del mobiliario y de la propia construcción del edificio y la incapacidad del equipo de aire acondicionado para purificar el aire son la causa del síndrome. Nuestras abuelas ya conocían la solución: cada día ventilaban el ambiente de sus casas con las ventanas abiertas de par en par durante 15 minutos, para que entrara aire del exterior, tanto en verano como en invierno. Esta práctica sencilla y tradicional se ha perdido hoy en día y sería conveniente rescatarla del pasado.