El médico llevará a cabo un examen físico y hará preguntas acerca de los síntomas. La historia de los síntomas es importante para llegar al diagnóstico de la rinitis alérgica, incluyendo el hecho de que dichos síntomas varían de acuerdo con el momento del día o la temporada, y la exposición a mascotas o a otros alérgenos y a cambios en la alimentación.
La evaluación de los pacientes con rinitis debe incluir:
- Determinar el patrón de la misma
- Cronicidad
- Aparición de acuerdo a la estación del año
- Respuesta a la medicación
- Presencia de condiciones preexistentes
- Exposición ocupacional
- Historia detallada del ambiente y factores precipitantes
Principalmente se debe evaluar el impacto de la rinitis en la calidad de vida del enfermo: si causa fatiga, cefalea, síntomas generales y el grado con que estos síntomas afectan la capacidad del paciente de desarrollar su vida normal.
Las pruebas alérgicas pueden revelar las sustancias específicas que desencadenan los síntomas, y las pruebas cutáneas son las más utilizadas. Si el médico lo considera oportuno, mandará realizar dichas pruebas y otros exámenes de sangre especiales que pueden ayudar al diagnóstico y que miden los niveles de una sustancia específica, relacionada con las alergias, llamada inmunoglobulina E (IgE).
También se puede realizar un hemograma o un recuento sanguíneo completo para comprobar el número de eosinófilos, un tipo especial de glóbulos blancos que se eleva cuando existe alergia.
La endoscopía nasal y la rinomanometría pueden ser útiles en determinados casos. Los pacientes con enfermedad nasal deben ser examinados para enfermedades asociadas, como la sinusitis y la otitis media.
La citología nasal puede ser de utilidad para diferenciar los diferentes tipos de rinitis, alérgica, vasomotora, infecciosa, etc.