Aumenta el abuso de tranquilizantes y de alcohol

Los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad sobre el consumo de drogas, destacan que ha aumentado el consumo de tranquilizantes y se confirma el elevado número de personas que abusan del alcohol. Por otro lado, ha descendido el consumo de tabaco y drogas ilegales. De hecho, para la mayoría de las drogas ilegales, las cifras de consumo son mínimas.
 

Según explica el Dr. Josep Guardia Serecigni, miembro de la sociedad científica SOCIDROGALCOHOL, "puesto que la mayoría de personas que toman estos tranquilizantes, toman además bebidas alcohólicas, se suma el efecto de ambas sustancias, produciendo un mayor impacto de intoxicación sobre el cerebro. Por tanto, estas personas tienen un mayor riesgo de accidentes, caídas, lesiones, conflictos con los demás, alteraciones del comportamiento y sobredosis".

Por otro lado, ha aumentado el consumo de grandes cantidades de alcohol en un corto intervalo de tiempo. Según destaca el Dr. Guardia, esta forma de beber "produce una elevada concentración de alcohol en todo el organismo y, por tanto, también en el cerebro. El efecto de una gran cantidad de alcohol sobre el cerebro es un estado de intoxicación alcohólica aguda, que se manifiesta en forma de una borrachera que puede ser más o menos intensa, pero que aumenta claramente el riesgo de accidentes".

Tanto las bebidas alcohólicas como los tranquilizantes producen un efecto inmediato de enlentecimiento del cerebro y, por tanto, interfieren en el buen funcionamiento del cerebro. Algunas personas que sufren ansiedad o insomnio pueden recurrir al consumo de alcohol o a tomar medicamentos tranquilizantes. Sin embargo, unas horas después de haber bebido o de haber tomado un tranquilizante suele producirse un efecto de "rebote" de los síntomas de ansiedad o de insomnio, lo cual le puede introducir en una espiral de agravamiento progresivo de su trastorno.

Por otro lado, las benzodiazepinas, que son el grupo de tranquilizantes e hipnóticos más consumidos, pueden deteriorar la coordinación de movimientos y aumentar el riesgo de accidentes, caídas y lesiones, sobre todo en personas de edad avanzada. También pueden empeorar la respiración durante el sueño y deteriorar las capacidades de concentración, memoria y aprendizaje.

Según alertan los expertos, si una persona toma bebidas alcohólicas y tranquilizantes o pastillas para dormir, puede llegar a sufrir una sobredosis de estas dos sustancias que, por la suma de sus efectos, pueden producir un gran enlentecimiento de todas las funciones del organismo. Incluso en los casos más graves puede provocar una parada del corazón.
 

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Se puede definir como un estado de alteración funcional psicológica y psicomotora, de duración más o menos breve, secundario a la presencia de alcohol en el organismo.

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