El 26 de marzo se celebra el Día Mundial para la Concienciación de la Epilepsia

Conocer la causa última de la epilepsia proporciona un control más efectivo de la enfermedad

Un mal diagnóstico implica un mal control de la enfermedad, lo que genera inseguridad y ansiedad al paciente
Hasta un 40 % de los pacientes con epilepsia tiene un diagnóstico genérico, es decir, no se ha podido identificar la causa última de su trastorno

La epilepsia es un trastorno neurológico complejo causado por un funcionamiento anormal esporádico de un grupo de neuronas y que puede resultar difícil de diagnosticar. El único síntoma que alerta de esta patología son las crisis epilépticas, pero como señala el Dr. Joaquín Ojeda, especialista en Neurología del Hospital Vithas Nuestra Señora de América de Madrid, "en ocasiones son la expresión de la enfermedad en sí misma, pero a veces son solo la manifestación de una enfermedad más amplia que afecta a múltiples órganos". 

Realizar un diagnóstico precoz y certero de la epilepsia resulta, por tanto, complicado, puesto que las crisis pueden ser confundidas con otras dolencias. Esta situación, como explica el especialista, puede ocasionar ansiedad al paciente: "Un mal diagnóstico implica un mal control de la enfermedad. De hecho, en las unidades especializadas de epilepsia se estima que un 20% de los pacientes diagnosticados que son remitidos para una evaluación pre-quirúrgica por el fracaso de los tratamientos farmacológicos, no presenta epilepsia, sino otros trastornos, como pueden ser problemas cardiológicos, trastornos psicogénicos, trastornos del sueño, etc.".

¿Cómo lograr un diagnóstico acertado?

Para establecer el tratamiento idóneo para cada paciente es fundamental, además de un diagnóstico certero de la enfermedad, conocer el tipo de epilepsia. "Hasta un 40% de los pacientes con epilepsia tiene un diagnóstico genérico, es decir, no se ha podido identificar la causa última de su trastorno. Si bien es cierto que existen fármacos de amplio espectro, eficaces para cualquier tipo de crisis, algunos fármacos son más adecuados que otros dependiendo de las crisis epilépticas que se presenten, de ahí la importancia de conocer la genealogía de la patología", apunta el Dr. Ojeda.

Mayor probabilidad de éxito del tratamiento

Además de un tratamiento más efectivo, determinar la causa de la epilepsia contribuye a anticipar, en mayor medida, las probabilidades de éxito de los tratamientos específicos indicados en cada caso: "Vamos a aportar al paciente una mayor seguridad al seguir los pasos acertados en el tratamiento y saber, de antemano, si va a ser un candidato a una cirugía en el futuro en caso de no responder a la medicación".

Generar confianza en el paciente para que se involucre en el tratamiento y manejo de la enfermedad es fundamental, así como ofrecerle todo tipo de información para normalizar esta patología y evitar los estigmas asociados a la misma.

Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), en todo el mundo se calcula que unos 50 millones de personas padecen epilepsia, cifra que en España se sitúa en torno a los 500.000 afectados.

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