Contracciones, edemas o infecciones urinarias, principales molestias que aparecen por el calor durante el embarazo

Los expertos recomiendan intensificar las revisiones ginecológicas, una hidratación constante y utilizar ropa adecuada

El calor supone un desafío significativo para la salud, especialmente en el caso de las mujeres embarazadas, quienes deben tomar precauciones específicas. Durante ese proceso, el organismo sufre una serie de cambios que lo vuelven más vulnerable ante las altas temperaturas.

En este sentido, el actual ‘Plan Nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperatura sobre la salud', publicado por el Ministerio de Sanidad español, avisa de que, aunque cualquier persona puede sufrir un problema relacionado con el calor, es necesario prestar especial atención a bebés y menores, lactantes y mujeres gestantes, así como a personas mayores o con enfermedades que puedan agravarse.

Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer trabaja para mantener el equilibrio térmico y proteger al feto en desarrollo. Sin embargo, el calor excesivo puede dificultar este proceso, provocando deshidratación, estrés térmico y, en casos extremos, complicaciones graves como parto prematuro o preeclampsia. "El calor extremo puede afectar la termorregulación del cuerpo, haciendo que las mujeres embarazadas sean más susceptibles a la deshidratación y otros problemas de salud", explica el Dr. Ignasi Segura, jefe de Obstetricia del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Sanitas CIMA.

Entre los principales síntomas que pueden generar las altas temperaturas en las mujeres embarazadas, el Dr. Segura destaca:

  • Contracciones: el calor aumenta el riesgo de deshidratación, que puede generar contracciones prematuras y reducir el líquido amniótico. Para prevenirlo, es necesario ingerir abundante agua y evitar actividad física durante las olas de calor.
  • Edemas y malestar general: la exposición a temperaturas altas empeora la retención de líquidos, generando edemas en piernas y pies y aumentando el malestar general. Es recomendable descansar con las piernas elevadas y utilizar ropa ligera y transpirable para aliviar estos posibles síntomas.
  • Infecciones urinarias: es común el desarrollo de infecciones urinarias durante los meses de verano, que son más incipientes durante el embarazo. Estas infecciones pueden llevar además a complicaciones serias como el parto prematuro. Es preciso, de nuevo, mantener una correcta hidratación y realizar revisiones regulares.
  • Diabetes gestacional: el calor dificulta el control de los niveles de azúcar en la sangre debido a varios aspectos como la deshidratación, la elevación del cortisol, la reducción de la actividad física por las altas temperaturas, así como los cambios en la dieta mediados por las temperaturas (inclusión de bebidas azucaradas para refrescarse, por ejemplo) aumentando el riesgo de complicaciones para la madre y el feto, como el exceso de peso al nacer o una posible cesárea.

Para evitar los efectos adversos del calor, los expertos sugieren seguir una serie de recomendaciones:

  1. Hidratación constante: ingerir al menos 2-3 litros de agua al día y evitar bebidas azucaradas o con cafeína.
  2. Ropa adecuada: usar ropa ligera, de colores claros y materiales que permitan la transpiración.
  3. Revisión médica regular: intensificar las revisiones médicas para monitorear la salud de la madre y del bebé.
  4. Alimentación equilibrada: consumir alimentos frescos y ricos en vitaminas, minerales y fibra es crucial para asegurar una nutrición adecuada y fortalecer el sistema inmunológico no solo en el período estival, sino durante todo el embarazo. Es importante consumir cantidades abundantes de frutas, verduras y hortalizas, lácteos, cereales integrales, huevos y legumbres, para cubrir los requerimientos nutricionales durante el embarazo.

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