El síndrome de Asperger forma parte de los llamados Trastornos del Espectro Autista (TEA). La principal característica que presentan las personas afectadas es su dificultad a la hora de relacionarse, empatizar y comunicar o, dicho de otro modo, para entender el mundo como lo entiende la mayoría de la gente.
Como explica la Dra. Alexandra Pardos, directora de Educational & Neuropsychological Unit de Vithas Internacional de Madrid, "es un trastorno neurobiológico, es decir, una disfunción de las áreas cerebrales implicadas en las habilidades sociales y la comunicación que solemos detectar en edades tempranas y afecta a la capacidad de relación, con causa neruobiológica aún poco conocida".
Además, la especialista aclara citando a Antonio Peral Parrado, responsable, técnico de la Confederación Asperger España, que, respecto a la supuesta mayor inteligencia de las personas con Asperger, menos del 10% tiene una inteligencia superior a la media, pero ocurre que, "en muchas ocasiones desarrollan habilidades relacionadas con un interés concreto sobre el que acumulan gran cantidad de información. Sin embargo, se trata habitualmente de intereses muy restringidos, centrados en áreas poco relevantes. Peral Parrado afirma, además, que el 100% tiene problemas para entender y relacionarse con su entorno".
Aunque el Asperger no tiene cura como tal, los síntomas pueden mejorar de manera significativa con la intervención adecuada: "Generalmente realizamos un abordaje cognitivo-conductual cuyo principal objetivo es el aprendizaje de estrategias, técnicas y conductas que compensen la dificultad de comunicación y relación, disminuyendo la frustración", apunta la Dra. Pardos.
En muchos niños se producen cuadros de ansiedad, depresión, problemas de conducta y aislamiento. Por ello, para evitar que se perpetúen, la intervención temprana resulta fundamental. "Trabajar en terapia individual es muy importante para la comprensión, aceptación y rehabilitación de sus dificultades, pero también la terapia grupal, con el fin de promover las habilidades sociales, práctica que podemos llevar a cabo mediante talleres adaptados a esta problemática", señala la Dra. Pardos, que incide también en la necesidad de establecer "un análisis y seguimiento totalmente individualizados de cada caso, ya que ningún paciente con Asperger es igual a otro y cada individuo evoluciona de modo diferente".
¿Qué síntomas pueden alertar a los padres?
Cuando los padres detectan en sus hijos falta de empatía, el uso de un lenguaje enciclopédico o pedante, denominado "prosodia robótica", una mirada analítica y distante y ciertas atipicidades, como intereses extraños, comportamientos repetitivos, ciertos tics, torpeza motora, han de estar alerta y consultar con un especialista. Estos síntomas provocan aislamiento social en el niño y grandes frustraciones emocionales.
En consulta, como indica la especialista, se llevará a cabo un diagnóstico diferencial para discriminar si se trata de este trastorno, de otra problemática o de un mero rasgo de personalidad.
"Es importante también concienciar a los padres sobre la importancia de su propio bienestar para la buena evolución de sus hijos, por ello también tenemos que trabajar con las familias e incluso con los colegios, ya que a menudo aparecen dificultades de aprendizaje", afirma la Dra. Pardos.
Las evidencias de los beneficios de la intervención temprana son múltiples, pero incluso si se detecta o diagnostica tarde, con el tratamiento apropiado se consiguen grandes mejorías.