El coronavirus también deja huella en la salud mental de los profesionales asistenciales

Han sufrido un estrés extremo y continuado durante más de 60 días, por el riesgo que han asumido al estar en primera línea y el miedo que han sentido por sus propias familias
La excepcionalidad de esta situación podría hacer mella en la salud mental y psicológica de los profesionales que han estado en primera línea

Los profesionales asistenciales se han enfrentado a un nivel de estrés extremo y continuado durante más de 60 días. El hecho de enfrentarse a una situación con más incertidumbres clínicas que certezas y la enorme presión asistencial que han soportado los hospitales españoles se suma a las realidades personales y familiares de cada profesional.

"Todas las personas que han estado en primera línea de la atención a personas con coronavirus han soportado esa doble presión: la de su trabajo con pacientes y los miedos que hemos afrontado todos por nuestras familias y seres queridos. Cuando los médicos, enfermeras, técnicos, auxiliares, administrativos, personal de limpieza o de seguridad de los hospitales terminaban su turno de trabajo, regresaban a su casa con miedo a contagiar a sus parejas, sus hijos o a las personas mayores que tienen a su cargo", ha explicado Soraya Bajat, jefa de Psicología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.

El cansancio de afrontar de manera continuada esta estresante situación no sólo es físico. "El agotamiento psicológico es real. Las personas que han estado en la primera línea se han enfrentado todos los días durante casi dos meses a la tensión de tomar decisiones muy difíciles -por la incertidumbre clínica- respecto a la intervención médica que pueden realizar con cada paciente. Y muchos de ellos fuera del ámbito de su especialidad, colaborando con los equipos de Urgencias, de Medicina Interna o de Medicina Intensiva".

Compatibilizar la mejor asistencia con la gestión emocional de los propios miedos podría llegar a pasar factura a los profesionales. "Nadie quería abandonar la primera línea de la atención. Cada médico o enfermera que ha enfermado se iba a casa con la sensación de estar fallando a sus compañeros. Y en su aislamiento se sentían culpables por no estar ayudándoles", ha explicado Bajat.

El estrés por el desbordamiento del trabajo se ha visto agravado por la gravedad de la situación. "Todos los profesionales, pero especialmente Enfermería, han convivido con el paulatino deterioro de muchos pacientes ingresados. En su trabajo habitual están muy en contacto con estas personas y han sido testigos del dolor de los pacientes, acompañándoles durante los últimos momentos de vida y facilitando que las familias pudieran despedirse por vídeo llamada. A pesar de lo heroico de su comportamiento y del alto número de personas cuyas vidas han salvado, las enfermeras sienten tristeza y culpabilidad por no haber podido brindar más apoyo a los enfermos que han fallecido".

La seguridad propia y de los pacientes ha sido probablemente el punto de mayor estrés para los profesionales. "En los hospitales de Sanitas hemos contado con EPI y con los recursos necesarios para realizar nuestro trabajo con el mayor nivel de protección. Hemos plantado cara al coronavirus con esa seguridad, pero es cierto que el volumen sobrevenido de pacientes que hemos atendido en nuestras plazas de Unidades de Cuidados Intensivos nos ha llevado al máximo nivel de tensión asistencial que he vivido en mi vida profesional. Es muy difícil dejar de pensar en todo lo que está pasando, incluso cuando terminamos nuestros turnos y regresamos a casa. La sociedad no ha visto lo que hemos vivido y probablemente sea mejor, pero puedo garantizar que ha sido una experiencia muy dura", ha explicado Eduardo Morales, jefe de la UCI del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.

Este centro –como todos los de Sanitas- duplicó sus plazas de críticos ocupando los espacios destinados a unidades de reanimación y quirófano. "Esto ha sido posible porque hemos colaborado a la perfección muchos servicios: la UCI, Anestesia, Enfermería de bloque quirúrgico…. Pero la mayor parte del personal que trabaja en quirófano nunca se había enfrentado al manejo de un paciente con características similares a la COVID-19. Todos, médicos, enfermeras, auxiliares, técnicos, han estado más que a la altura, pero está claro que este excepcional esfuerzo podría pasarnos factura emocional", ha recordado Morales.

Durante toda la crisis del coronavirus, Sanitas ha habilitado distintas medidas para dar soporte a sus profesionales asistenciales, más allá de los recursos de protección como los EPI para todos sus hospitales: desde los primeros días de la crisis se habilitó un servicio de atención psicológica para todas las personas en primera línea de la atención, un servicio de guardería para los profesionales con hijos pequeños y un servicio de alojamiento para aquellos médicos o enfermeras que lo necesitaran. Además, los servicios de Psicología de los hospitales universitarios Sanitas La Moraleja y La Zarzuela y de los hospitales Sanitas CIMA y Virgen del Mar, están prestando atención a todos los profesionales de los centros.

"Todas estas medidas son un apoyo fundamental para los profesionales que se han puesto entre el virus y el resto de la sociedad, para que todos estuviéramos a salvo. Y ahora tendremos que seguir trabajando para que la presión que hemos vivido no deje mella en nuestros valientes", ha explicado Bajat.

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Agente infeccioso (microorganismo) constituido por ADN o ARN (ácidos nucleicos) y con capacidad para reproducirse en una célula viva.

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