"Hoy por la mañana, al ver a los perros, Begoña ha sonreído y se ha puesto alegre con su presencia". Quizá esto no sea nada extraordinario en la vida de muchas personas, pero no ocurre así en muchos casos de personas mayores con deterioro cognitivo moderado o grave. "Y no sólo lo disfrutan ellas, sino que también los familiares, al ver a sus seres queridos alegres de nuevo, respiran profundo y sienten una gran alegría interior", señala Ainara Castaños, neuropsicóloga de la residencia IMQ Igurco José M.ª Azkuna de Amorebieta.
Y es que esta residencia que tiene la Diputación Foral de Bizkaia en Zornotza ha iniciado "con muy buenos resultados", un proyecto de intervención que tiene al ocio con animales como eje central. Tal y como explica la experta, "actualmente en el centro conviven personas con diferentes grados de deterioro funcional y cognitivo, distribuidas en tres unidades asistenciales distintas: una de personas mayores autónomas, otra de personas con un grado de deterioro cognitivo moderado y, por último, personas mayores con un grado de deterioro cognitivo severo. Por ello, nos planteamos un proyecto de intervención que pudiese ser beneficioso para los tres grupos, a pesar de las grandes diferencias entre ellos".
Así, para solventar este difícil reto humano, vino a echar una mano —una pata en este caso—, el mejor amigo del hombre: el perro. "Estudiamos diversas posibilidades, pero finalmente nos decidimos por el ocio con animales, por su capacidad para hacer intervenciones personalizadas y su versatilidad a la hora de interactuar con los mayores de los tres módulos, y adaptarse a su situación cognitiva y funcional. Supone, además, un estímulo para todos los residentes que conviven en nuestro centro residencial", puntualiza la neuropsicóloga.
La intervención se desarrolla mediante sesiones con dos perros, un border collie y un pastor ovejero australiano. "En ellas buscamos potenciar, mediante la interacción con los animales, aspectos como la mejora del bienestar emocional a través de la estimulación sensorial que les proporcionan el contacto físico y visual con el animal y las actividades conjuntas que realizan".
En las personas mayores con un deterioro cognitivo severo, "su capacidad de interacción es muy limitada. No obstante, podemos comprobar que la mera presencia del border collie y del pastor ovejero australiano, les estimula y es positiva".
Algo parecido ocurre en las personas mayores con un deterioro funcional y cognitivo moderado. "En estos casos, puedes ver a personas que normalmente presentan síntomas como apatía, disforia (el antónimo de euforia) o agitación, cómo reaccionan y empiezan a interactuar, en la medida de sus posibilidades, con el perro".
Esto llega a su máxima expresión con los pacientes autónomos. "Aquí el ocio se convierte ya en algo lúdico, en puro juego. En este colectivo realizamos actividades conjuntas y juegos entre las personas mayores y los perros, tal y como las realiza cualquier persona que conviva con estas mascotas. Pasan muy buenos ratos juntos y no sólo vemos beneficios en el plano emocional, sino que sirve también para que se olviden en muchas ocasiones de sus dolores y limitaciones de movimiento y hagan ejercicio de una manera lúdica, que es cuando mejor sienta".
En definitiva, "este proyecto de intervención con animales supone vivir el ocio de una manera diferente. El vínculo que se crea con el animal facilita las relaciones personales, generando un sentimiento de grupo que se mantiene en el día a día de la residencia", resume la neuropsicóloga.
En el proyecto de intervención de ocio con animales de la residencia foral IMQ Igurco José M.ª Azkuna participan igualmente Miren Niño, médica del centro; Garazi Luzuriaga, psicóloga; Asier López, fisioterapeuta; Irene Ruescas, trabajadora social; y Ziortza Villegas, técnica de animación sociocultural.