Puede que el término "enfermedad de Lyme" no nos resulte demasiado familiar. Lo cierto es que se trata de una patología un tanto desconocida e infradiagnosticada que se transmite principalmente por la picadura de una garrapata o de un insecto que esté infectado por bacterias del género Borrelia.
"Se le llama la gran imitadora", afirma el Dr. Mariano Bueno, director de la Unidad de Medicina Integrativa y Terapias Avanzadas de Vithas Internacional y miembro de la International Lyme and Associated Diseases Society (ILADS): "puede reproducir los síntomas de múltiples enfermedades autoinmunes y degenerativas, como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, la esquizofrenia, el autismo, etc.".
La detección de esta patología de forma precoz resulta esencial para conseguir una mayor tasa de éxito en su curación. "Existe un signo típico que aparece en la piel tras la picadura en el 50% de los casos, una erupción en forma de diana conocida como ojo de buey o eritema migrans. Puede aparecer también dolor articular, cansancio e incluso síntomas de gripe que duran varias semanas", señala el Dr. Bueno.
Sin embargo, en muchos casos los síntomas aparecen meses o, incluso, años después de la picadura: "hablamos, en este caso, de un Lyme que se ha cronificado y que puede mermar, de forma notable, la calidad de vida del paciente, generando importantes grados de invalidez".
Como apunta el Dr. Bueno, "se trata de pacientes que no están diagnosticados o que lo están de determinadas enfermedades autoinmunes y que presentan mala respuesta a todos los tratamientos habituales, basados en la inmunosupresión y no responden como se espera".
Tratamiento para el Lyme crónico
El Dr. Mariano Bueno propone un abordaje integral en el que se combine el tratamiento convencional, a base de antibióticos especialmente seleccionados según las infecciones a tratar, con la Medicina Biológica. "En el Lyme crónico todo es necesario; hay que sumar todo aquello que, con base científica se haya demostrado eficaz en esta patología", explica el especialista.
La primera pauta de actuación tiene como objetivo detener el avance de la patología. La siguiente medida persigue reparar el deterioro físico. "De este modo logramos activar el sistema inmune. Utilizamos los antibióticos en una forma química especial que elimina completamente los efectos secundarios de un tratamiento prolongado y aumenta su eficacia, y potenciamos el efecto antiinfeccioso directo con ozonoterapia, hipertermia corporal combinada con oxigenoterapia (oxitermia), etc.", explica el Dr. Bueno.
Es fundamental analizar cada caso de forma individualizada, ya que el éxito del tratamiento dependerá del grado de cronicidad alcanzado, los síntomas, el estado previo e, incluso, la genética. En todos los casos, tras la realización de una serie de pruebas muy específicas, como el Lymecheck, se desarrolla un protocolo personalizado que ofrezca el máximo de posibilidades de curación.
Con estas medidas entre un 65 y un 75% de los pacientes con Lyme crónico puede curarse. En otros casos será necesario un tratamiento de mantenimiento.
Origen de la enfermedad de Lyme
La enfermedad de Lyme, también llamada borreliosis por la bacteria que la produce, toma su nombre de Old Lyme, una ciudad de New London (Connecticut, EEUU) en la que se diagnosticaron los primeros casos en los años 70.
En un primer momento se diagnosticaron numerosos casos de artritis reumatoide juvenil en niños, hecho que levantó la sospecha sobre una causa común. Los estudios confirmaron el origen infeccioso de la patología y años después se descubrió que las portadoras de la bacteria Borrelia eran las garrapatas.
En España todavía es una gran desconocida, por ello, y teniendo en cuenta que no todas las picaduras de garrapata dan lugar a esta infección, la recomendación ante cualquier duda es acudir a un médico especializado en Lyme.